Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Contactos

Índice

Sonetos:
Entrañable contacto Un minuto Sospechas Separación Perenne abrazo Reinvéntame el amor Archipiélago Inmovilidad Felicidad Marcada al nacer Es de noche sin ti Reiteración Malogrados encuentros
Poemas:
Amigos Autoerotismo
seperador

Breverías

552
Teclado usurpador de los contactos que de sus dedos a mi piel se deben; al absorber sus gráciles impactos, las apáticas letras se conmueven. Pero ellas no transmiten los temblores a sus hermanas ante mí anhelantes, e inmóvil frío de marchitas flores entumece mis dedos repicantes.

553
Eres mi tono, soy tu resonancia, soy la palabra si eres tú la idea, serás la llama cuando soy la tea, y el camino he de ser si eres distancia.

554
Lágrimas del silencio, inexplicadas, brotando de razón desconocida; ¿cómo mi mano atenderá a tu herida, si tus palabras duermen expatriadas?

555
Oh, la promesa de tu danza impura, traslúcida en tus velos; ¿qué testigo resistiría esa desenvoltura? No dances para mí, danza conmigo.

556
Ven a mi lado tan frecuentemente que no logre pensarte de visita; y que tanta constancia me permita considerarte eterno residente.

557
No sabemos amar…; cuando decimos esas palabras mágicas, cantamos la canción que de niños aprendimos, y como niños distraídos vamos, y el mismo sonsonete repetimos, y de tanto decirlo, lo agotamos. La acción es del amor llave maestra, porque el amor no se habla, se demuestra.

558
Llena de noche llevo el alma mía, y mis ojos naufragan en la deslumbradora luz del día. Tanta belleza, tanta armonía, y tanto ofrecimiento en la naturaleza. Y en las profundidades, donde la luz no llega, cuánto dolor, tristeza y soledades.

559
Como ayer, te recuerdo; como siempre, te espero; como nunca, te quiero; y sólo en ti me pierdo

Sonetos

334 - Entrañable contacto
Abstenerme podré de la alegría, autorizando el sueño a mis canciones; abdicaré de tantas obsesiones como pululan en mi fantasía. Sordo he de ser a la íntima armonía generadora de mis ilusiones; y aún puedo declinar las inserciones que a la vez me hacen tuyo y te hacen mía. Por tí renunciaría a cuanto el mundo sembró en el sedimento más profundo de este alma trashumante, libre, infiel. Mas no prescindiré de la ternura que envuelve mi figura y tu figura en desnudo calor de piel a piel.
Los Angeles, 19 de marzo de 2000
seperador
335 - Un minuto
¿Cuánto tiempo me has dado de tu vida? ¿Un año, un mes, una hora, un minuto? Año de gozo es lapso diminuto, y el minuto es eterno al alma herida. Es el tiempo entidad indefinida a que cada uno ha de pagar tributo; yo, al pensarte, te tengo, te disfruto, y te lloro en ausencia dolorida. Qué minuto tan insignificante, tan largo, y a la vez tan fulgurante… ¿Te he conocido ayer, o hace mil años? Y este minuto que se hará futuro, ¿será la puerta abierta, o será el muro? ¿nos tornará en amantes, o en extraños?
Los Angeles, 20 de marzo de 2000
seperador
336 - Sospechas
Siento emanar de tí infidelidad, aunque carezcas de infidelidades; pero el hielo de tus frivolidades ha de cristalizar mi soledad. Me encuentro en el confín de la verdad y en el borde de las perplejidades; mas no he de provocar hostilidades, más bien me ocultaré en la oscuridad. ¿Por qué abatir obstáculos surgidos, sean ya verdaderos o fingidos, si una ruina no más ha de quedar? Sigue tu rumbo sin mi compañía, que yo continuaré en la lejanía amando aún más a quien no supo amar.
Los Angeles, 22 de marzo de 2000
seperador
337 - Separación
Percibirás mañana en mi mirada esa caricia prolongada y triste del que a la despedida se resiste; y al partir quedarás en mí encerrada. Vestida irás de mí, galvanizada por el mismo fervor que en mí encendiste, bajo el velo de besos que aún persiste sobre tu ávida piel arrebatada. Y cuando te hayas ido, y estés lejos, me verás en el agua, en los espejos, en la nube, en el pájaro, en la flor. Y así yo te he de ver, omnipresente, en cada rostro mustio o sonriente, en la nostalgia, el sueño y el dolor.
Los Angeles, 23 de marzo de 2000
seperador
338 - Perenne abrazo
Has nacido de nuevo, y soy la cuna recogiendo tu cuerpo en mi regazo; sazona lenta, para que mi abrazo te pueda retener. Y si en alguna ocasión nos traiciona la fortuna cercenando implacable nuestro lazo, ya con daga sutil, ya de un zarpazo, forzándote a virar…, mira a la luna. En cada rayo puro, cristalino, yo estaré iluminando tu camino, te seguiré abrazando, aún sin tenerte. Tal vez no me verás, pero en tu ocaso sabrás que te he seguido paso a paso, desde que a mí naciste hasta la muerte.
Los Angeles, 24 de marzo de 2000
seperador
339 - Reinvéntame el amor
Reinvéntame el amor…, que ha envejecido agobiado de besos rutinarios y vacíos, monótonos rosarios de palabras ya faltas de sentido. Forja su génesis con estallido de silenciosos besos incendiarios; sepulta en el olvido los horarios, la costumbre, la técnica y el ruido. Reinvéntame el frescor de la sonrisa, transformada hoy en mueca, e improvisa, que aborrezco la premeditación. No hay mañana ni ayer, sólo el momento de la ardiente verdad, de acción hambriento… reinvéntame el amor sin la razón.
Los Angeles, 24 de marzo de 2000
seperador
340 - Archipiélago
Qué regalo del mar, islas desiertas, inexploradas, nunca solitarias, al espíritu exhausto hospitalarias, sin murallas, obstáculos ni puertas. En estas horas de mi vida inciertas, dormido en situaciones rutinarias, me ofreceis perspectivas visionarias tan sólo en vuestro encierro descubiertas. Seguro de tan cálida acogida dejo mi casa en sigilosa huída, y me refugio en vuestra soledad. Oh, mis islas, mis sueños, mi retiro, sólo en vosotras de verdad respiro lejos de tan absurda realidad.
Los Angeles, 26 de marzo de 2000
seperador
341 - Inmovilidad
Varado está en la playa tu velero, tan inmóvil y tan sin esperanza, el velamen izado, en añoranza del impulso del viento marinero. Varado está en la playa, prisionero, mientras el agua a su costado danza, el mástil aún erguido, como lanza firme en el puño de feroz guerrero. Así te veo, ¿así te ves?, tendida al borde de la inercia, restringida a utopías, quimeras y reflejos. Quieres huir sin dar el primer paso, triunfar, pero le temes al fracaso; oh velero, alta mar está tan lejos…
Los Angeles, 27 de marzo de 2000
seperador
342 - Felicidad
Nos prodiga la vida cien senderos, o uno solo con cien bifurcaciones, y cada una de tantas direcciones libres nos puede hacer o prisioneros. Hombres de paz o espíritus guerreros, mentes de sensatez o sinrazones, en solitario, en aglomeraciones, todos en cierto modo compañeros; pretendientes de idéntico objetivo, eternamente azul, radiante, vivo, en búsqueda perenne, sin llegar. Pues la felicidad no está en la meta, sino en las huellas que cada alma inquieta deja en el polvo gris al caminar.
Los Angeles, 4 de abril de 2000
seperador
343 - Marcada al nacer
Al emerger en flor tu nacimiento, doblaron las campanas de mi vida con tañido de gozo y bienvenida, nunca más anhelado advenimiento. Te vi mujer entera en un momento, adyacente a mi piel, semidormida, de ilusiones tan sólo revestida…, qué invitación al reconocimiento! Establecí mi marca en tu futuro, para mí tan diáfano y seguro como la luz que pertenece al día. Y desde entonces me has pertenecido, y a mí vendrás, aún sin haber sabido que antes de dar un paso ya eras mía.
Los Angeles, 5 de abril de 2000
seperador
344 - Es de noche sin ti
Raudo el jinete de la noche avanza, y de los pliegues de su capa vierte taciturno temblor, frío de muerte, en negra sombra de desesperanza. Tiempo sin ti, fatídica alianza del dolor y el recuerdo, que convierte la azul serenidad en hueco inerte, la nostalgia en cruel punta de lanza. Casi te tuve un día, casi fuiste verídica y tangible; mas hoy triste añoro tanto lo que no fue mío… Qué infausta noche, noche inagotable, cuya luna en menguante, como un sable, me rasga el corazón, mudo y sombrío.
Los Angeles, 6 de abril de 2000
seperador
345 - Reiteración
Enfermaron las lágrimas sus ojos, arrancándole el brillo a la mirada, filtrándose hasta el fondo de la almohada más de triste abandono que de enojos. Precintó el corazón con diez cerrojos, y se evadió a su sombra en retirada, de amor dolida, de vivir cansada, quedando de su ayer sólo despojos. Desangrándose el alma en tanta espina, se prometió no restaurar la ruina infligida a su vida en tal fracaso. Y se dejó dormir en su agonía, sin advertir que al despertar un día volvería a beber del mismo vaso.
Los Angeles, 8 de abril de 2000
seperador
346 - Malogrados encuentros
Vecindario de cien casas vacías rezumando abandonos y querellas, con lobreguez de noches sin estrellas y soledad de madrugadas frías. Tus propias desventuras se hacen mías, al marcar, como en tí, el tiempo sus huellas en las moradas de mi ayer tan bellas, hoy ruinas olvidadas y sombrías. Qué vano afán, qué trágicos destinos, hombres sin casas, casas sin vecinos, sueños errantes, gentes sin soñar… Y tal vez el amor clamando intacto por el descubrimiento de un contacto improbable de materializar.
Los Angeles, 10 de abril de 2000

Poemas

Amigos
Déjame ser tu amiga, aunque me impidas traspasar la frontera de los besos; pero descubre ante mi vista el campo de tus ideas y tus sentimientos; quedaré penetrada por tu mente, y tu sentir me arrollará de lleno, aún viendo tus impulsos divididos en tantas direcciones por el viento. Intima cercanía, ni tan cerca ni en tanta intimidad como deseo, pero en comunidad de tentativas, y en tolerancia de los desacuerdos. Quiero ser el espejo de tu imagen, guardando y devolviendo tu reflejo, sin limitarte ni ejercer dominio, mío y en libertad, mas nunca lejos. Has de seguir tu ruta, yo la mía, nunca en oposición, mas paralelos, tan accesibles que la mano de uno sirva de apoyo al otro en el tropiezo. Amarás, amaré, y entre nosotros, amantes, camaradas, y sin celos, coexistirán las tres intensidades, más fuerte la amistad por el respeto. Revélate, y a tí he de revelarme, entrañable intercambio de secretos… Qué redención, sin culpas, sin engaños… Que vivan otros en su cautiverio, tú y yo abriremos puertas y ventanas, y un aire puro, con olor de almendro, llevará a nuestros íntimos rincones la lozanía que desconocieron.
Los Angeles, 21 de marzo de 2000
seperador
Autoerotismo
Una noche cualquiera y unos brazos desiertos, una mente poblada de cálidos desnudos, la conciencia dormida, los instintos despiertos, y la piel reventándose en alaridos mudos. El la vistió de rostros múltiples, recogidos en cines y oficinas, plazuelas y tabernas, y derramó en sus huecos la flor de los sentidos, exprimida en un nudo de brazos y de piernas. Ni oposición obtuvo, ni consiguió su ayuda, ella un ente ficticio, y el un hombre fogoso, subyugando impaciente a una imagen desnuda, para ultimar su esfuerzo en solitario reposo. Y al filtrarse los rayos del sol por la persiana resaltando perfiles en la cámara oscura, percibió el desencanto flotando en la mañana, y un sabor en el alma de profunda amargura.
Los Angeles, 1 de abril de 2000
Diseño: Carmen Álvarez
Poemas © Francisco Álvarez Hidalgo, Familia Álvarez, 1997-2014. Todos derechos reservados.