Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
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Sonetos:
Larga es la noche Viaje Fracturado sosiego Lázaro Espacio Rejuvenecimiento Sueños Obesa
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Breverías

1451
Derramada en mi vida como lluvia ligera, te recibe mi tierra, lenta me profundizas; sobre mi piel revive toda una primavera, y entre ríos de muslos gentil me inmovilizas.

1452
Date a mí sorbo a sorbo, que aunque mi sed exige caudalosas urgencias, debo alargar el plazo; sé arroyo, no torrente, que hacia mí se dirige, llama que parpadea, más bien que fogonozo.

1453
Cada una de mis venas, dinámica y silente, es caricia que rueda, huérfana de expresión; como si no te viera perdida entre la gente, aun sabiendo que llevas mi misma dirección. Si escuchara tu paso, si te hicieras visible, si me dieras la mano, marchando junto a mí, te hablarían mis venas en acento inaudible, como red incorpórea cayendo sobre ti.

1454
El martirio del alma que al amar no te adquiere, no por ser incruento de menos me maltrata; en la hoguera, en el agua, por la espada, se muere, pero amor es verdugo que atormenta y no mata.

1455
Para ti he preparado la noche más oscura, arropada en silencio, sin normas, sin riberas, sólo una luz colgando sobre tu arquitectura, y un asalto de todas mis implacables fieras.

Sonetos

1417 - Larga es la noche
En la hora inmóvil de esta noche muda despoblada de ti, lecho desierto por donde el cuerpo lúbrico, despierto, indaga huellas de tu piel desnuda; en ese tiempo que al reloj se anuda esposando sus manos, yo revierto al momento y la imagen en que abierto a tus apremios fui gozosa ayuda. Las sábanas mantienen tu fragancia que no han logrado meses ni distancia disipar; te poseo al respirarte. Larga es la noche, inmensamente hueca, en rastreo de ti, siempre a la rueca de un recuerdo incapaz de acariciarte.
Los Angeles, 18 de febrero de 2006
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1418 - Viaje
En proyección de eternidad te miro, tan limitado yo, tan andariego, camino interminable en que voy ciego, voz ignorada y alma de suspiro. A ti me esfuerzo en arribar, aspiro a un anclaje final, pero navego como el buque fantasma, y nunca llego, y en vastos círculos absurdos giro. No sabría decir si la barrera que en torno tuyo veo es de madera, fácil de derruir, o de granito; ni si mi mente o tú creó el blindaje. Pero dispuesto estoy para un viaje contigo de la mano al infinito.
Los Angeles, 18 de febrero de 2006
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1419 - Fracturado sosiego
El parque era quietud, blandos matices de verde y oro, y un silencio entero; no era la soledad el forastero que nos puebla la piel de cicatrices, sino el huésped llamado en las felices horas de reflexión, el compañero; roble y castaño, acacia y limonero forjaban un abrazo de raíces. Eran las aves diminutas llamas semiapagadas, mudas en las ramas; en el lago los cisnes, yo sentado en el banco de piedra, pensativo. Llegaste; fue tu abrazo un explosivo que el entorno dejó dinamitado.
Los Angeles, 18 de febrero de 2006
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1420 - Lázaro
A mí también me señaló la muerte con su mano huesuda, descarnada, y fui cadáver, y quedó encallada mi frágil alma, carabela inerte. Sentí mi propio hedor, como quien vierte podredumbre a su puerta o en su almohada, y no acerté a pensar que la alborada llama también al muerto a que despierte. Sacudió el sol mi tumba una mañana como triunfal río de luz que mana de las cumbres nevadas de la vida. Y reventó mi lápida en pedazos. Ahora vivo acunado entre los brazos que devolvieron mi alma renacida.
Los Angeles, 18 de febrero de 2006
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1421 - Espacio
De personas y cosas me despego, el tiempo no me afecta ya, no existe ni mañana ni ayer; sólo persiste ese punto del hoy, con el que juego. Y el espacio; quietud, desasosiego, que une y separa, ofrece y se resiste, por el que avanzo a plena luz, y triste precipitado en sombras me repliego. El espacio, que alarga sus extremos a tales puntos en que ya no vemos el rostro sin disfraz que nos invita. Yo, que aun del alma supe despojarme, arrastro hacia ti el cuerpo, y al brindarme ese espacio fatal me incapacita.
Los Angeles, 25 de febrero de 2006
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1422 - Rejuvenecimiento
Va madurando el árbol que cultivo, y el tibio sol sus frutos colorea; manso el viento las ramas balancea y se aleja en la tarde, fugitivo. Pero no es primavera donde vivo; no es verano ni otoño; no verdea bucólico el paisaje, y se blanquea cada pico en la sierra. ¿Qué motivo puede tener un árbol que florece cuando todo se agosta y adormece? ¿Qué extraña savia absorben sus raíces? Tal vez tú has sido la fecunda tierra que a mí en prolífica humedad se aferra, renovando mi esencia y sus matices.
Los Angeles, 25 de febrero de 2006
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1423 - Sueños
Dormido estuve; cada sueño adscrito al núcleo de la mente fue ligera burbuja de jabón, fugaz quimera, ácido aroma de clavel marchito. Dormido no fui yo; fui manuscrito que ajena mano errática escribiera; y hoy recurro al tachado y la tijera, y en mi verdad tan sólo me ejercito. Ya no duermo, ni sueño involuntario marca los cuadros de mi calendario con proyectos que yo no he decidido. Despierto estoy. Te sueño cada día, pero estos sueños son de mi autoría, firmados con mi nombre y tu apellido.
Los Angeles, 25 de febrero de 2006
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1424 - Obesa
Llevo formas absurdas instaladas en torno a mí, patética grandeza de calibres. ¿Quién ama la belleza de almas tan burdamente empapeladas? El ojo ajeno enfoca las miradas al perfil engarzado en la corteza, e invidente al espíritu, bosteza, y oigo desvanecerse las pisadas. ¿Dónde la percepción de los valores? ¿Qué permanece al caducar las flores? ¿Y quién se atreve a transbordar la piel? Un gesto representa mayor daño cuanto más tributario es del tamaño, y cuanto más velado, más cruel.
Los Angeles, 25 de febrero de 2006
Diseño: Carmen Álvarez
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