Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Nada turba esta hora

Índice

Sonetos:
Vacilante, mi voz Solo y despierto En rumores Silenciosa Sólo ese punto Dolor
Poemas:
Nada turba esta hora Y yo en la calle
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Breverías

1666
Tienes ojos de estatua, tan fijos, tan vacíos, como si alguien te hubiera robado de ti misma, como si hermana fueras del mar y de los ríos, a quien sólo le incumben regatos y marisma. Tan poca cosa tienes, tan exprimida quedas, que aunque logro mirarte, no veo casi nada; surges como la sombra, sin perfil, y te enredas en espirales de humo, muerta la llamarada.

1667
La palabra elegante es camuflaje de la insinceridad; y la sincera no requiere ni adorno ni ropaje; en desnudez completa reverbera.

1668
Exige la verdad, mas no pretendas que todo lo que pienso exteriorice; sinceridad es que, cuanto se dice, no altere las ideas a sabiendas.

1669
El corazón, extraño viajero, y extraña viajera la cabeza, cada uno para el otro forastero, que ni siguen idéntico sendero, ni ambos se albergan en la misma pieza.

1670
Ven y ríe conmigo, compañera, y te amaré solemne y jovialmente; más ama de verdad quien se apodera de la risa del otro, y se libera de su propia mesura intrascendente.

Sonetos

1681 - Vacilante, mi voz
Me queman las palabras que no digo como caudal de sangre enardecida o columna de fuego reprimida, palabras más de amante que de amigo. Y aunque me queman, y aunque te persigo, y cada coyuntura me convida a su expresión, no encuentran la salida, y en mi confusa indecisión prosigo. Detén el paso, partas o regreses, caigan tus ojos sobre mí y no ceses de esperar, sugerir, manifestarte si mi voz, vacilante, no surgiera. Dentro de mí se eleva y vocifera su radical necesidad de amarte.
Cantabria, 1 de mayo de 2007
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1682 - Solo y despierto
Hay toques en mi piel, pero no hay mano, y tú estás sin estar, aquí y distante, corazón de cadencia palpitante, alazán galopando por el llano. Me aceleras, me pueblas, me empantano sobre tu piel de amanecer radiante, tú, mi camino, yo, tu caminante, de firme huella, mas de pie liviano. Estoy solo y contigo, idea y tacto, aunque me instruyes, soy autodidacto, mental revelación, mi libro abierto. Esta es la noche que nos vio sin vernos, arrebatados, sin pertenecernos, yacente junto a ti, solo y despierto.
Cantabria, 6 de mayo de 2007
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1683 - En rumores
Paso a ti cada día por el puente de candidez entre los dos tendido; mis palabras no llaman a tu oído, van más allá, alojándose en la mente. Oh, mi amante gentil, mi confidente, sobre quien ha mi intimidad tejido la malla de oro del amor prohibido, más febril cuanto más irreverente. Pude haber roto mi silencio en grito, y pude haberte hablado por escrito, mas preferí anunciártelo en rumores. En la canción gozosa de la aurora, en el gemido que discreto implora, en el murmullo azul de los amores.
Cantabria, 6 de mayo de 2007
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1684 - Silenciosa
Me amenaza el silencio si es ausencia, me glorifica extático a tu lado en el abrazo férvido, callado, que en sí mismo es señal de confidencia. Mudo el labio, desborda su elocuencia en cálido contacto, desgajado de voces y rumores, y adosado a otro labio en idéntica vivencia. Háblame si lejana; besa y calla cuando tu piel sobre la mía estalla en cósmica quietud de inmensidades. Junto a mí silenciosa dices tanto que no hay aclaraciones, risa o llanto, que mejor comuniquen tus verdades.
Cantabria, 9 de mayo de 2007
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1685 - Sólo ese punto
Vereda eres, mujer, en que me empleo, sin importarme origen ni destino; mi razón no es la meta, es el camino, no lo que vi o veré, mas lo que veo. En mi sentimental vagabundeo, como barco en el mar, o peregrino, ni indago antiguas huellas, ni me obstino en descifrar futuras. Saboreo la embriaguez inmediata del instante. ¿Qué importa lo que puede haber delante? ¿Qué nos resuelve cuanto queda atrás? Mujer a quien hoy beso y no pregunto: Tú eres por donde voy, sólo ese punto, no adonde fuiste ayer, o adonde irás.
Cantabria, 11 de mayo de 2007
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1686 - Dolor
No imagino el dolor, me arde y lo siento, aguijón de alacrán, daga de fuego; me hunde en su barro, por su mar navego, y hoja soy agitada por su viento. Aun soñado es verídico tormento que ni acierto a eludir ni le despego; llega tal vez inadvertido, y luego exige al corazón alojamiento. Sin embargo el amor se nutre y crece del dolor, y sin él se desvanece, a la lágrima el beso vinculado. Te amo con júbilo y me duele amarte, triste la ausencia, gozo acariciarte, oh amor en mis dolores arraigado.
Cantabria, 11 de mayo de 2007

Poemas

Nada turba esta hora
El tiempo ha recogido los pliegues de su capa y permanece inmóvil, dormidos los relojes; han callado los ruidos, y en la naturaleza, bajo nieve de olvido, naufragan los colores. No hay pasos, ni palabras, ni en las calles pululan animales o ruedas; ni en colinas o bosques canta la primavera, ni desliza la brisa sus brazos invisibles por las ramas del roble. Todo es paz y silencio, si a mi lado, yacente, ya a la luz de la aurora, o a la sombra en la noche, me despiertas, si duermo, si despierto, me duermes, mujer que, inevitable, cuando llamo respondes. Desnuda eres un río, ya fiero, ya apacible, cuyas aguas me abrazan, sacuden y recorren. Nada turba esta hora, desvanecido todo, tú, más mujer conmigo, yo, contigo, más hombre.
Cantabria, 6 de mayo de 2007
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Y yo en la calle
Apagadas las calles, consumida la luz de las farolas, y arrastrándose a pasos de lagarto, clandestina, la sombra, sólo una casa enciende las ventanas como enmarcando antorchas. Las voces se han dormido, y un movimiento audaz se desenrolla en perfiles opacos que en la pared, al interior, rebotan. Creo reconocer una figura, la tuya, no la otra; no la que se reclina con determinación sobre la alfombra, como yo en otro tiempo lo hiciera. ¡Qué derrota hiere mis ojos, baja a mis entrañas, y al fondo oscuro de mi fe se asoma! Sigo mirando el cuadro luminoso, y veo tantas cosas… Cosas que nadie viera, tan amenazadoras que debilitan manos y rodillas, y dejan ácido sabor de boca. Ay, que las dos siluetas se mezclan, se amontonan, se hacen una, se aferran, se celebran, y no cuentan las horas. Y yo en la calle, ahogado en el silencio, y tú tan inmediata y tan remota.
Cantabria, 7 de mayo de 2007
Diseño: Carmen Álvarez
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