Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Transiciones

Índice

Sonetos:
Antes del tiempo Contigo y sin ti ¿Y qué? Huracán y brisa Arrolladora Mi herencia Cautiverio La deshora de la muerte
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Breverías

2081
No soy más fuerte cuando a ti me aferro, entre la angustia y la desesperanza; mas cuando voy camino del destierro, sin intención de intrigas o venganza. Llega el momento de soltar cordaje, pulverizar argollas y cadena, blindarse el alma a base de coraje, decir adiós, y abandonar la escena.

2082
Amé una vez, y recobré la vida que, viviendo, ignoraba, siendo toda mi sangre una avenida por donde todo yo me derramaba. Dejé de amar, y se mermó el latido, la sangre, fría, el ritmo, indiferente; como viviendo sin haber nacido, o muriendo tan lenta, absurdamente.

2083
Te canto la canción que has olvidado, que tiempo atrás brotaba de ti misma entre los terebintos, yo a tu lado, y la luna de plata en la marisma; Santoña era una sombra en lejanía; Montehano era cruz, salmos y proa de piedra sobre el agua; se veía remar sobre el espejo una canoa. La calzada, desierta, y tú cantando. Has ido tantas cosas olvidando…

2084
Te he fotografiado en la memoria, con un fondo de nubes y palmeras; tú, la recién llegada, que quisieras podar algunas ramas de tu historia. Algunas yo también he cercenado de este árbol mío que a crecer se obstina; devore el fuego la madera en ruina, yo, tendido en la alfombra, tú a mi lado.

2085
Podré vivir en Amsterdán, o Atenas, Madrid, Los Angeles, o Timboctú; con rameras, vestales o sirenas, quebrando cada ley, cada tabú; en castillos de espléndidas almenas, o junto al mar, en chozas de bambú. ¿Qué importa ostentación, lugar o cama? Se vive sólo allí donde se ama.

Sonetos

2111 - Antes del tiempo
Tuve la sensación de haberte amado antes del tiempo, al filo de la vida, y de verte llegar toda vestida sólo de brisa y luz, quedando atado no sé si al mito en mi interior forjado, o si a tu propia realidad surgida; pero fue antes del tiempo, redimida de tu inmortalidad, red y candado. Viniste libre, en esplendor de oferta, ángel adormecido que despierta bajo el árbol de opción del bien y el mal, sin vacilar en su elección. Te viste de repente desnuda, y sonreíste, tan libre, tan segura, tan sensual.
Los Angeles, 2 de junio de 2009
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2112 - Contigo y sin ti
Al amarte eran mías las estrellas, los sueños imposibles, y las rosas; eran mi hogar lejanas nebulosas, y no anduve camino sin tus huellas. Epoca de armonía, sin querellas, de intensos días, noches luminosas, hermano de álamos y mariposas, y apasionado de las cosas bellas. Si el golpe de tu ausencia me cruzara como siniestro látigo la cara, ¿qué, de tanto esplendor, me quedaría? Todo, sin ti, trivial e insuficiente; como si poseyera una simiente, y el mundo fuera mi heredad baldía.
Los Angeles, 2 de junio de 2009
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2113 - ¿Y qué?
Si le dejaras irse, ¿qué te queda? Te quedas tú, para empezar de nuevo. Siempre, hasta en el amor, hay un relevo que lentamente a tu perfil se enreda. ¿De qué te serviría la arboleda, cercenados los troncos? Me conmuevo ante tu adversidad, mas me sublevo por la irresolución que te empareda. Vagabas por el sueño, alma flotante, alas tus pies, visión hacia delante, la tierra tan lejana, a un palmo el cielo. Y fracasó, quebrado en mil pedazos. ¿Y qué? Nunca es el fin de los regazos. Otro hallarás que te levante en vuelo.
Los Angeles, 6 de junio de 2009
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2114 - Huracán y brisa
Eres el huracán en la meseta, fustigando los muros del sentido; eres abrazo brusco, retorcido, que sabe penetrar por cada grieta. Yo soy la brisa, ráfaga discreta, rodando entre el suspiro y el gemido, y soy retozo cálido, y silbido, y también, en tus hilos, marioneta. Tan diferentes, tan complementarios, en reciprocidad, tan necesarios, que se absorben, se encajan, se conectan. Abierta estoy, planicie, gruta, brecha, mujer en oblación, insatisfecha; y todos mis instintos te detectan.
Los Angeles, 6 de junio de 2009
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2115 - Arrolladora
Ah, el regocijo de saberte rosa, y orquídea, y crisantemo, y peonía, y también de ocultar la rebeldía que te hace, por gentil, tan peligrosa. Ruedas sobre el perfil de cada cosa como si el mundo fuera tu alquería, brotando surtidores de energía en torno tuyo, voluntad que acosa. Nadie le ha impuesto límites ni frenos a tu voracidad. Muslos y senos son tu arsenal, mortífero y galante. En estas horas de la tarde quieta, arróllame, aniquílame, completa tu destrucción: Déjame ser tu amante.
Los Angeles, 6 de junio de 2009
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2116 - Mi herencia
En languidez avanzas. Se te anuda, como brazal de púrpura, el deseo de cada observador en cotilleo, mas sólo yo te alcanzo a ver desnuda. Cada mirada ajena, aun siendo muda, lanza gritos al aire, revoleo de halcones en dramático rastreo sobre tu cuerpo, y sobre mí la duda, la persistente incógnita plomiza, que pesa sobre mí, y me inmoviliza, de hasta qué punto en libertad te mueves. Porque te sigo desde siempre, quiero ser designado intrínseco heredero de todas tus honduras y relieves.
Los Angeles, 6 de junio de 2009
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2117 - Cautiverio
La noche, en sus tentáculos de acero, me retiene, me asfixia, me devora; sé que vendrá la luz, pero esta hora tiene asomo de muerte, y desespero. Su propia noche vive el prisionero, con un tal vez lejano, y rememora tiempos mejores, pero al fin deplora su cautiverio actual, su pudridero. Arrastro mi cadena, circunscrito a mi espacio vital, sector maldito donde puede ser noche en pleno día. El tiempo ha de fluir, quizá amanezca, en un mes, en diez años…, y merezca ver otra vez la luz que ayer ardía.
Los Angeles, 6 de junio de 2009
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2118 - La deshora de la muerte
A Edith, en su momento de dolor
Me lo arrancaron. Lo perdí. Latía su joven corazón como una fuente cansada de fluir, y lentamente, su tiempo, gota a gota, se moría. Y sin embargo hablaba y sonreía como si fuera eterno su presente; y era un soplo, una imagen transparente presta a quedar, a contraluz, vacía. Había entrado a mí de tal manera su palabra gentil, que todo hubiera sacrificado por sumarle un año. Partió, y su sombra se quedó conmigo. Ay, muerte, cómo te odio y te maldigo; ay, mi arcángel de luz, cómo te extraño.
Los Angeles, 8 de junio de 2009
Diseño: Carmen Álvarez
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