Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Safo

Índice

Sonetos:
Cuadro lésbico Ven sobre mí Tacto sutil Mi dulce acantilado Beso vivo Tanto Duermes Roto el dogal
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Breverías

2151
Inmediatez es siempre, y lejanía se reviste de nunca o de fracaso; Te vas desvaneciendo en la sombría distancia que se agranda paso a paso. Años de luz se tornan los kilómetros entre los dos, tu estrella es ya fugaz; y el tiempo, desplomados los termómetros, sigue abriendo sus fauces, tan voraz.

2152
¿De qué sirve en la torre la veleta, que cambia posición con cada viento? ¿De qué me sirve tu actitud inquieta, fluctuando entre arrojo y desaliento? Roble te quiero, firme y arraigado, aunque a veces oscile tu ramaje; alma de trazo recto, no quebrado, con regularidad en el mensaje.

2153
¿Por qué será que siempre me aparece tu balcón al pensarte, cual si hubiera visto en él tu perfil la vez primera que me acerqué a tu casa? Desfallece cada rumor en esta tarde en calma, mas renace tu voz, aunque remota, y dulcemente en mis oídos flota, antes de descolgarse sobre el alma.

2154
Se me han roto las alas del abrazo que me llegó una vez, titubeante, revelador de anticipada amante. Parece haberse desatado un lazo. Volaba en torno a mí, como promesa a punto de cumplirse en cualquier hora; No puede ya volar, y me incorpora un sabor a vacío que no cesa.

2155
Era infinita y ciega la escalera, y mi descenso irreversible y mudo; ni estrépito escuchaba, ni saludo, tal vez nadie lo hacía, ni lo diera. Era dejar atrás toda una vida, la que ya fue, la que es, la que será; era ausentarse, mas sin despedida, huella en que nadie reflexionará.

Sonetos

2208 - Cuadro lésbico
Yo, mujer que, entre dudas y osadía, te revela el desván de sus deseos; tú, mujer apremiante, sin rodeos, en rotunda lección de anatomía. Entre la seriedad y la ironía sabes nadar; yo en blandos chapoteos fluctúo entre ansiedad y titubeos, mientras tu mano es trazo y fantasía. De mi propio arsenal medio ignorante, acato tu destreza itinerante sobre este laberinto de mi piel. Lienzo soy casi en blanco, y a la espera de los colores que tu afán genera, cada uno de tus dedos un pincel.
Los Angeles, 20 de septiembre de 2009
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2209 - Ven sobre mí
Si, muertos los jardines, te asomaras por los agrietamientos en el muro, recobraría su color más puro cada devastación que contemplaras. Y si al pie de los álamos hallaras mirlos y alondras que desmán oscuro cortó las alas, por gentil conjuro de tu tacto y tu voz las renovaras. Mira que soy mujer atribulada, vida marchita y alma desalada, aspirando al prodigio de tu abrazo. Ven sobre mí, mujer, blando oleaje suave alborada, brisa en el ramaje, y adormézcame el sol en tu regazo.
Los Angeles, 21 de septiembre de 2009
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2210 - Tacto sutil
En las manos del hombre se amotina vigor abrupto en pulso de tormenta, maniobrando en función de la herramienta que hurga en la carne, que en la piel termina. Soy el alma detrás de esa cortina, blanda o voraz, serena o turbulenta, gama trascendental que transparenta el diáfano cristal de mi retina. Quien se asome al brocal y no lo vea, carece de ese abrazo que rastrea cada íntimo sendero que a mí enfila. Tú, la de blancas manos, la del tacto sutil, conocedor, lento y exacto, ven y adéntrate en mí…por la pupila.
Los Angeles, 21 de septiembre de 2009
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2211 - Mi dulce acantilado
Yuxtaponerme a ti sin penetrarte, mi oleaje vital alborotado lamiéndote, mi dulce acantilado, a quien mi espuma su humedad imparte. Mi amor se estrella en ti, parte por parte, te resbala en las grietas, fracasado, te susurra, te grita, y mi costado sangra de sólo verte y tantearte. Ah, si una espada mágica tuviera que horadara la roca; en qué manera en su oquedad mi savia vertería. No obstante, ven, amada, no de piedra, sino de brazos mil como la hiedra, a los que esta mujer se ceñiría.
Los Angeles, 21 de septiembre de 2009
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2212 - Beso vivo
Tantos hombres besé, siempre en rastreo del beso intemporal, definitivo, que a un tiempo fuera tímido y lascivo, de desvanecimiento y de deseo. De ese beso que fuera ronroneo, y relámpago, y trueno, beso vivo ya frontal y directo, ya evasivo, lanzada, ráfaga, revoloteo. Con qué voracidad busqué el prodigio que eternizara al menos un vestigio de lo que tanto quise conocer. Besé a tantos, de tantos fui besada, mas ni uno solo me dejó marcada la piel y el alma como tú, mujer.
Los Angeles, 21 de septiembre de 2009
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2213 - Tanto
Tantos senderos nuestro pie camina con meta o al azar, tanto avizora nuestro ojo inquisidor, y tanto explora nuestra insaciable mente peregrina, en incesante búsqueda felina del orgasmo perfecto, y la mejora de las íntimas tácticas que implora cada piel que a otra piel se subordina. A tantos cuerpos hemos ascendido con más logro anhelado que obtenido, que el saldo negativo incita a duda. Por eso el brío varonil rechazo, y sólo a ti, mujer, en blando abrazo, quiero adosarme, trémula y desnuda.
Loe Angeles, 22 de septiembre de 2009
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2214 - Duermes
Duermes en la quietud de quien ahuyenta los monstruos de la noche, con su aspecto tan sereno, tan suave, tan perfecto, Afrodita de mármol, soñolienta. Cambias de posición, y se te asienta sobre los labios tímido proyecto de sonrisa, en el íntimo dialecto que sólo yo comprendo y tu alma inventa. Sigo observándote, como quien mira belleza inmaterial, que aunque respira, no se toca, por miedo a evaporarse. Al fin despiertas, y en verdad se enciende tu rostro al ver a esta mujer, que emprende cada día el quehacer de enamorarse.
Los Angeles, 22 de septiembre de 2009
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2215 - Roto el dogal
Recordarás, mujer, tiempos lejanos, antes de unir tus senos a los míos, en lechos de hombres, páramos baldíos de fuerza y prisas, e inexpertas manos. Fueron los sueños, como el sexo, vanos, y los afectos, por igual, vacíos; las esperanzas eran como ríos perdiéndose en atrofia de pantanos. Rompimos el dogal, e independientes ensayamos opciones que las gentes anatematizaban sin saber. Pero en nosotras una luz brillaba que indefectible nos predestinaba a un mañana de amar y estremecer.
Los Angeles, 22 de septiembre de 2009
Diseño: Carmen Álvarez
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