Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Inasequible

Índice

Sonetos:
Felicidad Bella y distante A pesar tuyo Silencio por respuesta Eterna juventud Mi nave dorada Perenne lucha
Poemas:
Amor y muerte
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Breverías

2206
Tanto lamento, tanta interrogante me llegan desde el centro del fracaso, que no quiero escuchar, peso agobiante cargando mis oídos paso a paso. Mi vino de solera estimulante ya es jugo amargo desbordando el vaso. Procuro ensordecer a tanta queja, mas no me deja el alma, no me deja.

2207
Se me revuelve el mar, la tierra, el cielo, tornando al caos precreacionista; he perdido la historia, y me congelo en un cosmos vacío, fatalista. No sé cómo iniciar el prototipo del orden nuevo para programarlo; me dejaron sin nada, y no anticipo divina voz para otra vez crearlo. Tal vez si me levanto de mí mismo disminuya mi propio cataclismo.

2208
Atardece; y el sol entra en la tierra; qué amplio lecho de amor para los dos. Apunta el alba en lo alto de la sierra. Malhumorado se levanta el dios.

2209
En espiral de impulsos silenciosos te amaría esta noche, y la siguiente; y en secuencia de besos temblorosos, y en arabescos de humo, y en la fuente del patio que te canta en rumorosos surtidores de abrazo transparente. En modos que aún no ve mi fantasía te amaría, mi amada, te amaría.

2210
No basta sacudirse los zapatos para adentrarse en mí. Debes, amiga, desnudarte a la puerta. Sólo espíritus libres, o insensatos, tienen acceso; a nadie se le obliga. Y aquél que sabe lo que quiere, acierta. Transparencia es la clave, propósito voraz, contacto suave.

Sonetos

2285 - Felicidad
Ah, la felicidad, procaz ramera danzando alrededor, en contoneo de caderas y senos, su flirteo promesa azul tornándose quimera. Se ofrece en vendaval, en torrentera, con atavío de inmortal trofeo, mas siempre en marcha, errático trineo del que ni rastro queda en primavera. Su placer es efímero; si activa la más arrebatada expectativa, con igual diligencia la rescinde. Va la felicidad siempre de paso, y oscilando del éxito al fracaso, mas vuelve a veces a quien no se rinde.
Los Angeles, 11 de diciembre de 2009
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2286 - Bella y distante
Era hermosa y distante, era el navío que, aun amarrado al muelle, permanece proa enfilando el mar, y se estremece frente a su rumoroso desafío. Desnuda estatua inmóvil, como río fluyendo en vertical, que empalidece todo a su alrededor, cuando enaltece sus líneas el cincel en mármol frío. Venus de Milo al fondo del abrazo, yerta y glacial, enfático rechazo, concepto abstracto, no vigor concreto. Y así quedó, en su pedestal de diosa, fantaseando Olimpos, tan hermosa, inasequible, marginal objeto.
Los Angeles, 11 de diciembre de 2009
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2287 - A pesar tuyo
Sigo viéndote en mí, bajorrelieve esculpido en el más sensible muro de este alma que albergó cuanto de puro, de sombra y luz, y de sensual te mueve. Ascendiste a mi mente, que se atreve a pensarte en ausencia, y me saturo de tu aire una vez más, mientras procuro que a diario tu imagen se renueve. Si estás en mí no es mera subsistencia, ni parte de perfecta coexistencia, eres afinidad compenetrada. Aunque ya no lo sabes, ni te importa. Pero la vida es demasiado corta para apagar la vieja llamarada.
Los Angeles, 13 de diciembre de 2009
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2288 - Silencio por respuesta
Palabra soy perdida en cierto oído que se augura de tímpano quebrado; nace, vuela, y se posa, mas blindado se halla el umbral, o el recital prohibido. Mi verso, ineficaz o enmudecido, es mar muriendo en el acantilado, o grito de ansiedad que, rechazado, se me devuelve en eco dolorido. Hable, prorrumpa, desvaríe o cante, naufraga mi palabra, navegante por aguas ayer mías, hoy ajenas. Quien habla al que no escucha, no dialoga, se dirige a un fantasma y le interroga, mas la respuesta fluye por sus venas.
Los Angeles, 14 de diciembre de 2009
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2289 - Eterna juventud
Vienes con luz de aurora, transparente, y puedo verte el alma y cada idea; ignoro qué objetivo te espolea, pero avanzas a ritmo convincente. La túnica de piel adolescente que te arropa en firmeza, no flamea; adherida a tus formas, serpentea, toda tú ondulación, brasa, corriente. Verde campo cuajado de rocío, desnudo al sol, no sé de otro atavío que la piel temblorosa y anhelante. Desnuda tú, desnudo yo, perfiles en perfecto engranaje, juveniles, nunca la edad factor determinante.
Los Angeles, 14 de diciembre de 2009
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2290 - Mi nave dorada
Carga sobre mis ojos la fatiga de esperar carabela que no llega; frente al mar, cuya luz azul me ciega, bajo el sol estival que me fustiga. Cada hora que rueda es mi enemiga; indiferente a mi ansiedad, me niega la visión de ese barco que navega lejanos horizontes, y me obliga a una prórroga más en esta espera que de mi desaliento se apodera, contemplando distancia tan vacía. Ah, mi nave dorada, de alta vela, por quien en permanente centinela persevero en la roca día a día.
Los Angeles, 15 de diciembre de 2009
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2291 - Perenne lucha
Mano que nunca rozará tu seno ni ascenderá tu muslo tembloroso; ligero pie negándose reposo, incapaz de adentrarse en tu terreno; lengua vedada de soltar el freno de su elocuente verso voluptuoso; húmedo labio impúdico, carnoso, de beso amedrentado, sin estreno; ojo que mira, mas no ve; que sueña, pero sin despertarse; que diseña quimeras que jamás podrá alcanzar; y oído que no te oye, aunque te escucha. Esa es mi extenuación, perenne lucha que me desgasta el alma sin triunfar.
Los Angeles, 16 de diciembre de 2009

Poemas

Amor y muerte
Es el amor hermano de la muerte, como ella tan incierta; viene sin anunciarse, y nos subvierte la propia realidad. Nos desconcierta cada uno en su llegada, tan temporal aquél, tan inestable, aun negándolo el alma enamorada; y ella tan terminante, inapelable, su golpe de guadaña tan certero como ambigua la flecha del arquero. Muerte y amor, sin ley de calendario, paralizan el tiempo; aunque uno sólo de forma temporal, su itinerario se rige por el mismo protocolo. Si el uno es sueño sin dormir, y abrazo juzgado, por error, indestructible, sueño dormido es ella, en un regazo de sombra irreversible. No es más la vida que una muerte en marcha, y es el amor crepúsculo en progreso, la noche aproximándose, la escarcha cuajando en el cristal de cada beso. No temo la arribada de la muerte, temo el adiós al barco de la vida, ni me acongoja tanto tu partida como el vacío que vendrá al perderte.
Los Angeles, 13 de diciembre de 2009
Diseño: Carmen Álvarez
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