Breverías
2301
Cumplirás muchos años, te harás viejo,
y al mirar hacia atrás verás cuán poco
conseguiste vivir intensamente.
Porque la vida sólo es el bosquejo
trazado sobre el lienzo por un loco,
a completar por corazón y mente.
Y tus pinceles, y cada color
de la paleta en inacción yacente,
para pintar precisan del amor.
2302
Dices amar. ¿Y cómo estás seguro?
Sólo ama seriamente, de verdad,
quien desea un espléndido futuro
aun al margen de su felicidad.
2303
Despunta el día, y en olor despierto
de tu piel, si distante, tan cercana,
como si un ventanal se hubiera abierto
sobre tu exquisitez de porcelana;
o como si las rosas de mi huerto
se abrieran a la vez cada mañana.
Y es este marco, únicamente mío,
por el que siempre, al despertar, sonrío.
2304
¿Por qué el amor es tan insuficiente
que no culmina nuestra expectativa,
y por qué a veces es tan excesivo?
¿Por qué es tan desigual e incoherente,
y a un tiempo nos perturba y nos cautiva?
¿Por qué es tan agresor y fugitivo?
¿Será tal vez que amamos de manera
que la otra parte no soportaría,
y que aspiramos a mayor cuantía
de la que nuestra entrega concediera?
2305
Era un sedoso, rítmico aleteo,
como si el ángel de la paz viniera;
y era el vertiginoso zarandeo
que el ángel de la guerra promoviera.
Ambos entraron en mi alcoba un día,
marcando el mismo paso;
eran la placidez y la agonía,
bebida idéntica en distinto vaso.
Y bebí toda aquella sangre roja.
Amor, amor, qué absurda paradoja.
Sonetos
2397 - Incongruencia
A pesar de la fe, y la caravana
de afecto, compasión y ofrecimiento
vertidos día a día, el aislamiento
irrumpe en nuestra vida cotidiana.
Y pese al manantial de luz que emana
de otras almas hacia el acoplamiento
con la propia, sin nuestro asentimiento,
sombra será, caricatura vana.
Damos a manos llenas, y es olvido
nuestro recaudo, o fútil colorido,
tan desequilibrada la balanza.
Nos dan pródigamente, y desdeñamos,
y así en eterna paradoja vamos,
del brazo del rechazo y la esperanza.
Los Angeles, 22 de junio de 2010
2398 - Amor y muerte
“La muerte deja un dolor que nadie puede curar;
el amor deja un recuerdo que nadie puede robar.”
(Anónimo)
Subrepticia y fatal llega la muerte,
al frente de siniestra cabalgata
de huesos y guadañas, y arrebata
la vida frágil, la infantil, la fuerte.
Quien sobrevive tal terror, advierte
que al fondo de su entraña se desata
pleamar de dolor, que desbarata
su equilibrio vital, o lo pervierte.
Abre la muerte heridas en el vivo
que nada cicatriza, ni el festivo
súbito germen de una nueva vida.
Y así el amor, cuando al final perece,
no se apaga, zozobra o desvanece,
eternidad de gozo y despedida.
Los Angeles, 22 de junio de 2010
2399 - Las cosas que se van
Las cosas que se van abren senderos
por donde parte de mi ser se aleja;
las hice mías al llegar, madeja
que en torno al alma devané, veleros
por mis rutas mentales viajeros,
fervor que piel y espíritu empareja;
cada una en parte mi inquietud refleja,
y a cada una dirijo mis esmeros.
Las cosas vienen, y en la sangre inscriben
nombres, relieves, fechas, que perciben,
sólo en la soledad, los elegidos;
quienes supieron aceptarlas, puras,
o voluptuosas, o a la luz, o a oscuras,
y que al perderlas se verán perdidos.
Los Angeles, 23 de junio de 2010
2400 - Se ama como se puede
Se piensa haber amado muchas veces,
la última la mejor, o la primera,
se explora, se fornica, se adultera,
y se mide el amor en desnudeces.
A más cordura, más insensateces,
sabio y prudente son de tal madera
que al contacto del beso degenera
en viruta o serrín de estupideces.
Se ama como se puede, a veces poco,
a veces como un necio, o como un loco,
y al fin la propia suerte nos castiga.
También yo amé, en albricias y quebranto,
en sombra y luz, mas nunca supe cuánto,
hasta que ella partió con voz de amiga.
Los Angeles, 23 de junio de 2010
2401 - Son del ayer
Extrañar el pasado, la belleza
que desató temblores en el pecho,
convulsión en la mente, o en el lecho,
con su voracidad, con su destreza.
Añorar la elegancia que tropieza
en su propio embeleso, que al acecho
de la nueva lisonja mira al techo
mientras se da, y apática bosteza.
Rememorar la ninfa que, desnuda,
sólo habla por su piel, tan sordomuda
que nada altera su cerebro oscuro.
¿Por qué desenterrar tales visiones?
Son del ayer, y hay múltiples razones
por las que no han pasado a tu futuro.
Los Angeles, 24 de junio de 2010
2402 - Amigo
Respetarás mi tiempo, amigo mío.
Horas hay de romper los moldes viejos,
horas de estar al lado, de estar lejos,
para el silencio, para el griterío.
Yo no te freno ni te desafío,
y minimizo avisos y consejos
que puedan emerger como reflejos
de recriminación o señorío.
Somos dos, no igualdad; no obstaculices
mi identidad; yo tengo mis raíces,
que aun tocando las tuyas, son distintas.
Ambos somos pintores, sin contrato,
sobre lienzo, y al óleo, yo retrato,
mientras tú en cúpulas al fresco pintas.
Los Angeles, 24 de junio de 2010
2403 - Nostálgica mujer
Al distinguirme afable la fortuna,
te echo de menos a mi lado, amigo;
porque quisiera compartir contigo
todas mis bendiciones, una a una.
Si me abruma el dolor, o me importuna
desdén de hermano, o trama de enemigo,
sólo en tu abrazo encontraría abrigo,
y en tu sonrisa placidez de cuna.
En las tardes de otoño, en la arboleda,
cuando el viento en los álamos se enreda
desnudando el ramaje, me sorprendes.
Y en tantas noches solitarias, frías,
en que tus manos son también las mías,
mi lecho entero, sin saberlo, enciendes.
Los Angeles, 24 de junio de 2010
2404 - Amiga
Llamarte amiga es ser alondra en nido
con las alas cortadas, si anhelante
de alturas y acrobacias, palpitante
no más que en su rincón inadvertido.
Te llamo amiga y siento anochecido
mi día de ilusión; soy caminante
incapaz de alcanzar meta de amante,
torpe, unilateral contrasentido.
Dos notas somos, pero en disonancia;
tú, perfume de afecto, yo fragancia
de incisiva pasión que no percibes.
Anoto a sangre y piel mis arrebatos,
y es tibia devoción, tenuos ornatos
lo que a rasgos de luz en aire escribes.
Los Angeles, 25 de junio de 2010