Breverías
2916
Tienes idiomas físicos que ignoras,
y hablan alto y directo a quien te mira
sin que tú te describas, o lo adviertas.
Innumerables gestos con que imploras,
te irritas, o enterneces; se transpira
tu alma mejor que con palabras muertas.
Las actitudes son más elocuentes,
escúchalas, que te hablan como expertas,
y los vocablos son ambivalentes.
2917
Dadme libros, que instruyen y entretienen,
y mujeres, que se me desmelenen,
pero no al mismo tiempo, por favor.
Me son incompatibles, y no valgo
para leer o estudiar mientras cabalgo,
y a caballo, no en texto, hago el amor.
2918
Tengo fe en ti, mi artífice; me has hecho
tal como soy, de lo trivial que fui;
orgulloso de mi hoy, no de mi ayer.
Digna en la sala, cómplice en el lecho,
borrado el intervalo de ti a mí
en recíproco y fiel pertenecer.
Obra tuya me siento.
Si en idioma volvieras a nacer,
conseguiría hablarte sin acento.
2919
Vuelves al viejo pueblo en que naciste,
y lo encuentras igual que lo dejaste;
pero hay algo, no sé si alegre o triste,
que te habla de contraste.
Por mucho gozo o sentimentalismo
que te depare el singular instante,
ya no te pertenece.
El poblado es el mismo,
pero tú ya te has hecho tan distante
que de alguna manera te entristece.
2920
Vives, y eres perpetuo movimiento;
alégrate del cambio que la vida
día a día te impone.
Cambia la piel, la idea, el sentimiento,
aprendes algo, y algo se te olvida;
de transición el mundo se compone.
Quien al cambio se niega, por incierto,
a la vida renuncia; ya está muerto.
Sonetos
3202 - Susurro
Es la brisa en las ramas del olivo,
colibrí en raudo y cálido aleteo,
espuma de las olas, su flirteo
rodando en las arenas evasivo.
Se te acerca, te envuelve, sugestivo,
con mil ideas, tenue borboteo
del alma ajena, cuyo audaz deseo
sobrevive entre músculos cautivo.
Intrigada, lo escuchas, y lo entiendes,
y cuanto más musita, más te enciendes,
oscilando entre llama y seducción.
Mágica facultad esplendorosa
de la palabra casi silenciosa
que desbarata el último bastión.
Los Angeles, 21 de marzo de 2013
3203 - Sábanas
Blanco abrazo de raso, en permanente
expectativa y picaresca oferta;
nunca hubo cerradura en esa puerta
para quien llega al borde, complaciente.
Se abrirá en ambas márgenes, latente
su horizontalidad que, descubierta,
se hará súplica y don y, aunque inexperta,
sabrá adherirse al éxtasis yacente.
Categórico abrazo, en envoltura
de la pareja amante que no augura
la tercera presencia agrupadora.
Esa presencia que convierte en trío
cada celebración de un amorío
al que furtivamente se incorpora.
Los Angeles, 22 de marzo de 2013
3204 - Soliloquio
Se nos murió el diálogo, balanza
niveladora de disparidades;
y hoy nuestras antagónicas verdades
trenza cada una introvertida danza.
Me hablo a mí mismo, y mi discurso alcanza
placidez y altitud, sin las ruindades
de la aversión, ni las ambigüedades
del que en terreno peligroso avanza.
Aplomo y libertad restablecidos,
monologo impasible a los ladridos
que intenten detenerme en el sendero.
Yo mismo me analizo, y rectifico,
de hallarme en el error, pero no abdico
de expresar libremente lo que quiero.
Los Angeles, 22 de marzo de 2013
3205 - Suspicacia
No veo azules, verdes o rosados
ofrecerse al pincel en tu paleta;
sólo colores lóbregos, receta
para cuadros de sombras y candados.
En la voz con que te hablo van tatuados
diáfanos mis conceptos, sin careta,
sean llanto infantil o bayoneta,
directos van, jamás disimulados.
Tú, que no aciertas a venir de frente,
te forjas un absurdo componente
en justificación de tus temores.
Tu actitud, más amarga que genuina,
te manifiesta un monstruo en cada esquina
que provoca el traspiés de tus errores.
Los Angeles, 23 de marzo de 2013
3206 - Sed
Me llamó la palmera, tan distante;
yo, exhausto peregrino en el desierto,
llegué, de arena, de sudor cubierto,
y la sed abrasándome, asfixiante.
Mas ni oasis de sombra confortante,
ni agua reparadora a cielo abierto;
espejismo, no más; y, en desconcierto,
decidí no seguir hacia delante.
Pero me sobrepuse prontamente.
Si no calmas mi sed, ni a mí adyacente
deseas ser sosiego o palmeral,
proseguiré mi búsqueda; algún día
me otorgará el azar la compañía
que se adapte a mi espacio personal.
Los Angeles, 24 de marzo de 2013
3207 - Sigilo
En silencio hacia ti. Vengo en cautela,
sin perturbar el íntimo momento
de cándido, gentil recogimiento
en que el alma sus ansias te revela.
Quiero observar tu gracia de gacela
sorteando concepto o sentimiento
que no se ajusta al recio reglamento
por ti adoptado, y que te desnivela.
¿Y por qué no permites deslizarse
excepción o traspiés, sin apagarse
la luz que en torno tuyo has encendido?
Cierta infracción, desliz, irreverencia,
aunque alteren un tanto la conciencia,
darán a tu aislamiento algún sentido.
Los Angeles, 24 de marzo de 2013
3208 - Sonrojo
Tienes un nombre, y si por él te llamo
no avanzarás vergüenza ni protesta;
¿por qué, pues, tu melindre manifiesta
reparo a apelativos que amalgamo
en la conversación? Yo no programo
nombres de cosas; cada cual se gesta
en concepción de siglos, brava orquesta
de alta fidelidad, que yo proclamo.
Llamaré a objeto y forma por sus nombres,
te sonrojes, te enfades o te asombres,
pues si designa un algo, es pertinente.
Voces que el diccionario cataloga
no merecen estigma. Se dialoga
con precisión, cortés o irreverente.
Los Angeles, 24 de marzo de 2013
3209 - Sinuoso
La línea recta es gris, anestesiante,
por su patética monotonía;
carece de gracejo y fantasía,
es, frente a la gacela, el elefante.
La curva es el carisma delirante
la voluptuosidad, la rebeldía;
el grito de tu propia anatomía,
quebrando moldes, túnica ondulante.
Por esa línea voy, semiperdido,
sin prisa por llegar, entretenido
en cada elevación, cada recodo.
La singularidad de tu paisaje
da un carácter vital a mi viaje,
en el que casi nada es casi todo.
Los Angeles, 24 de marzo de 2013