Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Plenilunio

Índice

Sonetos:
Represion
Poemas:
Navegante Tu envío Dulce y triste Amor lejano Amor prohibido Instintos libres Tuyo Estrofas Los Cuatro Jinetes Perversión La mirada
seperador

Breverías

1
Ví en mis sueños anoche tu figura, deslizándose leve y elegante; y al extender mi brazo a su cintura como una sombra se esfumó al instante.

2
Recibes de tu esposo caricias sin ternura; qué malhogradas noches para tan dulce esposa; mas guardas en tus ojos cerrados la figura de quien te quiere y sabe que eres la más hermosa.

3
La esperanza es el sueño de los hombres despiertos. Yo te he soñado tanto que ya casi eres mía, y espero y desespero por ver llegar el día en el que te abandones en mis brazos abiertos.

4
Como te soñé, viniste; como viniste, te quiero; y como te quiero, espero darme como tú te diste.

5
Tengo envidia de tu sombra porque siempre va contigo, y duerme, cual fiel amigo, a tus pies, sobre tu alfombra.

6
Hoy tus besos no han llegado; ¿Quién los recibió, mi vida? Está mi alma entristecida, te necesito a mi lado.

7
Me dije al verte llorar: Qué triste y qué doloroso, qué magnífico y qué hermoso que así me puedas amar.

8
En al amor no hay razones, ni luz, ni color, ni llama: es tan sólo una amalgama de ideas y sensaciones.

9
Unos quieren vida larga, otros la quieren intensa, otros profunda e inmensa… Yo sólo la quiero a-marga.

10
El pasado no es pasado, porque siempre está presente; pero conmigo a tu lado lo borrarás de tu mente.

11
En la densa oscuridad de tus noches sin abrazos, déjame estrechar los lazos que ahuyentan tu soledad.

12
Dime, pajarillo loco, que trinas dulce en la rama: ¿Sabes si mi amor me ama, aunque sólo sea un poco?

13
Su vida estaba vacía cuando yo encontré a mi amada; también lo estaba la mía. Ahora ella está enamorada, y yo la quiero, y no hay nada con que yo la cambiaría.

Sonetos

3 - Represion
Suspira tu pasión encadenada en la prisión del alma; y sus gemidos golpean incesantes mis oídos con un clamor de libertad soñada. Se apagará la intensa llamarada que revitalizaba tus sentidos, y permanecerán en tí perdidos el calor y la luz de tu alborada. Destruye de una vez los eslabones que esclavizan tu vida. Abre la puerta y deja en libertad las emociones, que infundirán vigor en tu alma muerta. Es la hora de lograr tus ilusiones: El tiempo corre sin volver....¡Despierta!
Los Angeles, 11 de junio de 1997

Poemas

Navegante
Sueñas con un barquito de papel navegando por nubes de algodón. Tu sueño es una vida a la deriva, y tu vida es un sueño sin pasión. Al ofrecer la mano se da el alma; si alguien la acepta, nacerá el amor, y una historia feliz será vivida y compartida a fondo por los dos. ¿Esperas a aquel mismo que te espera, o no se escucha el eco en tu canción? Que tu mano descubra esa otra mano, y que tu barco resplandezca al sol, y que el viaje que emprendas, dulce amiga, te lleve al mundo donde vivo yo.
Los Angeles, 6 de junio de 1997
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Tu envío
Llegaron tus suspiros, llamaron a mi puerta, y entraron en el alma, para tí siempre abierta. Y al encontrarse dentro, Preguntando por mí, hallaron sorprendidos que ya estabas allí. El beso que me envías y tu caricia amable, ¿no los preferirías en noche interminable?
Los Angeles, 7 de junio de 1997
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Dulce y triste
¡Qué dulce es querer mucho, pero también qué triste! ¿Por qué esperamos tanto y obtenemos tan poco? ¿Por qué si uno se entrega el otro se resiste? ¿Por qué el amor es ciego, y sordo, y mudo, y loco? Llevamos en el alma la divina tendencia de ofrecer sin reservas nuestros cálidos brazos, y nos quedamos solos, con nuestra propia ausencia, y el corazón sangrante partido en mil pedazos.
Los Angeles, 11 de junio de 1997
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Amor lejano
Te llevo en mi pensamiento como lleva el peregrino la idea de su destino sobre el campo polvoriento: La misma sed insaciable, la esperanza del llegar, y la ansiedad de esperar tanto tiempo interminable. Qué difícil es la vida con quien descuida e ignora si se ríe o si se llora, y nuestra presencia olvida! Pero más difícil es tener un amor ausente sin sentir su toque ardiente de la cabeza a los pies. Qué lejos estás, mi amor, pero qué cerca te siento: Como si fueras el viento que me abraza en derredor. Yo quisiera transformarme en una nube ligera cuya lluvia te cubriera totalmente al entregarme. Y quisiera recoger la más bella rosa en Mayo y enviártela en un rayo de luna, con mi querer. Tan lejos estás de mí… y aún así te quiero tanto que en mi risa y en mi llanto tan sólo te tengo a tí.
Los Angeles, 14 de junio de 1997
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Amor prohibido
Es el amor prohibido el amor más sincero, quizá el definitivo, y mejor que el primero. Tiene pasión más honda, y menos egoísmo, y la ansiedad de vernos al borde del abismo. Es nostálgico y tierno, es atrevido y serio, es dulce y fascinante como un doble adulterio.
Los Angeles, 17 de junio de 1997
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Instintos libres
Las cárceles del alma liberan los rugidos de pasiones ocultas, deseos reprimidos, que ruedan por las calles borrachos como el viento, azotando los rostros con ímpetu violento. Se asoman a los ojos, agitan los cabellos, penetran en la bocas, se enroscan en los cuellos. Raudos exploradores de tendencias diversas se adhieren a las sombras de miradas perversas. Hallarán su refugio en lo exótico y lo ajeno, y no inquirirán nunca si es saludable y bueno. Su vida se dilata con la fuerza explosiva que destruyó la cárcel donde estaba cautiva. Tensos, infatigables centauros cazadores, desflorando las ninfas, destrozando las flores. Ni razones ni ideas brotarán de la mente, sino el ciego y salvaje tumulto del torrente.
Los Angeles, 18 de junio de 1997
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Tuyo
Fui derrotado en la última batalla y tu victoria me hizo prisionero; es tu incesante amor mi carcelero y en cadenas la negra noche me halla. Bajo tu guardia estoy; tu compañía me mantiene en continua vigilancia. Más te prefiero así que en la distancia: Si pudiera evadirme, no lo haría. Me has conquistado el corazón, la mente, la piel de los sentidos, la esperanza, todo cuanto el amor pide y alcanza: Abrázame, mi amada, intensamente.
Los Angeles, 19 de junio de 1997
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Estrofas
Pelo negro, piel morena, boca sensual, ojos tiernos: Incéndiame los inviernos con tu amor de luna llena. * * * * * Estaba tu alma dormida la noche que te encontré; la vi triste y dolorida, y para curar su herida, entré y te la desperté. * * * * * Si el espejo refleja tu figura en plenitud de juvenil belleza, duerme a la soledad y a la amargura, sueña al amor que a florecer empieza.
Los Angeles, 21 de junio de 1997
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Los Cuatro Jinetes
(Poema apocalíptico del amor muerto) Cerré los ojos al mundo y los tendí sobre el alma donde la luz y la sombra se batían en batalla. Apocalípticas formas indefinidas y extrañas provocaban en mi mente una visión de fantasmas: Cuatro cofres, cuatro sellos, cuatro misterios que avanzan con ímpetus destructores sin que les detenga nada. Cuatro ciclos de la vida de un amor sin esperanza. Estalló una voz de trueno en una nube lejana: "¡Abran el sello primero!" Y en la aurora sonrosada surgió un jinete al galope sobre su montura blanca, arco en puño, y la cabeza de oro y perlas coronada. (Contemplé el amor lejano, mezcla de dulzura y calma, de arrebatos y energía, de entrega suave y callada. Era el triunfo de la vida derribando las murallas.) "Abran el segundo sello!", rugió la voz semiairada. Y se alzó un nuevo jinete blandiendo sangrienta espada sobre un caballo bermejo bajo el sol de la mañana. Desterró la paz del mundo, fomentando las matanzas; guerras de padres a hijos, guerras de hermanos a hermanas. (Qué transformación de amantes con el veneno en el alma; desvanecido el cariño, mudas las tiernas palabras, trocando el amor en odio y la fe en la suspicacia.) "Abran el sello tercero!", se oyó el eco en la montaña. Y salió el caballo negro en la tarde ensangrentada, con el jinete llevando en la mano una balanza, controlando el suministro del trigo y de la cebada. No habrá ni aceite ni vino en la tierra calcinada; sólo ansiedad y miseria, temor y desesperanza. (Con el sentimiento muerto, con el pasado a la espalda, y con el presente en ruinas, y con la desconfianza trepando como serpiente que nos estrangula el alma, este paisaje baldío, sin aire, sin luz, sin agua, espera una muerte lenta de soledad desolada.) "Rómpase ya el cuarto sello!" Qué voz encolerizada...! Y vino el caballo bayo bajo la noche cerrada. La palidez del jinete estremecedora y blanca, con augurios tenebrosos de maldiciones arcanas. La peste, el hambre y el miedo permeando las entrañas de los hombres, y arrancando girones entre sus garras. (Sólo quedan los escombros del edificio del alma. Y los amantes de antaño, por veredas separadas, se alejaron rencorosos con el odio en la mirada.) Cuatro jinetes siniestros, en siniestra cabalgata. Y dos almas moribundas en noche desesperada.
Los Angeles, 22 de junio de 1997
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Perversión
Al decirte "niña hermosa", pervertidor me llamaste a la vez que me miraste con sonrisa maliciosa. No te preocupes, mi vida, porque este pervertidor le dará todo su amor a la niña pervertida. Pero si, a tu parecer, eres pura e inocente, yo trataré firmemente de pervertirte, mujer. Yo llevo en mi corazón, bajo un amor que perdura, para la niña, ternura, para la mujer, pasión. Y tú habrás de decidir entre estas dos cosas, una: Pasear bajo la luna, o dejarte pervertir. Como entre lirios y rosas, o entre la noche y el día, me parece, amada mía, que prefieres…ambas cosas. Y no tengo duda alguna de que vas a consentir que te pueda pervertir bajo la luz de la luna.
Los Angeles, 24 de junio de 1997
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La mirada
Al mirarme en tu mirada vi la tristeza flotando: Quise absorberla, besando tus ojos, sin decir nada. Cuando los abriste luego tu mirar ya no era triste, y con tus ojos me diste una sonrisa de fuego.
Los Angeles, 24 de junio de 1997
Diseño: Carmen Álvarez
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