Breverías
828
Entre las tibias sábanas dormidas
recuperé tu nombre, y al instante,
en revuelo de piernas encendidas,
aunque sin ti, volviste a ser mi amante.
829
Reposó mi esperanza en otros días
sobre corintios capiteles de oro,
en las columnas de la certidumbre;
pero hoy no quedan sino ruinas frías
del espléndido templo y su tesoro,
y en los mármoles rotos, podredumbre.
830
Suspendida entre el cielo y la tierra,
mitad ángel, mitad ser humano,
una parte a mi mente se aferra,
la otra parte retiene mi mano.
831
Entra en el bar el hombre, que cercena
la penumbra a su paso; y más opaca
se torna la tiniebla en su presencia;
y al entrar la mujer, una colmena
de abejas luminosas se destaca,
y la sombra se torna en transparencia.
832
Tan densamente oscura está la alcoba
donde la vida fue contigo un juego,
que tus propias imágenes me roba,
y estoy, sin ti, sin tu recuerdo, ciego.
833
Recuerda que no te olvido,
y no olvides mi recuerdo,
que tú pierdes si yo pierdo,
y si caigo, habrás caído.
Por tu medida me mido,
mídete por mi medida;
si la verdadera vida
requiere un itinerario,
para quien va en solitario,
sólo hay llegada y partida.
834
Por los poros del cuerpo se me ha filtrado el alma,
dejándome vacío de miedos e inquietudes;
y revestido entero de indeseada calma,
persigo tempestades entre las multitudes.
835
Las ideas son frágiles doncellas
de etéreas túnicas flotando al viento;
puras tal vez, estilizadas, bellas,
con la aritmética del argumento,
y la neutralidad de las estrellas
clavadas en oscuro firmamento.
La fuerza y el calor son del lenguaje,
del mensajero más que del mensaje.
836
Yo lo hubiera sugerido
si él lo hubiera deseado;
yo se lo hubiera entregado
si él me lo hubiera pedido.
El silencio ha establecido
tal abismo entre los dos
que sólo el más triste adiós
nos une en este momento;
y a su partida me siento
como olvidada de Dios.
837
Tengo en el alma cavernas
sin explorar todavía,
e insólita melodía
en mis cámaras internas;
región que tú aún no gobiernas,
aunque está abierta a tu paso;
se te ofrece como un vaso
de rojo, hipnótico vino…
No prosigas tu camino,
que el sol ya está en el ocaso.
838
Yo sé que de noche tú a solas te amas,
como si mis manos lo hicieran contigo;
y aunque tan lejanas están nuestras camas,
¿sabes que tus manos retozan conmigo?
839
Mi tacto, dividido
entre su piel y mi guitarra un día,
yace hoy entumecido;
duerme la melodía,
y la nostalgia me hace compañía.
Sonetos
563 - Dulce amiga
Alrededor de tu sonrisa giro,
sondeando mi riesgo y tu fatiga;
¿por cuánto tiempo habrás de ser amiga,
sin distinguir mi voz de mi suspiro?
Si sólo un beso en la mejilla inspiro,
beso que nada exige, a nada obliga,
si de mí tu contacto se desliga,
¿cómo podré apremiarte a lo que aspiro?
Qué inseguro terreno éste que piso,
sin norma estipulada o plan preciso,
feudatario de ajena voluntad.
Dulce amiga, ¿no puedes ser amante
por un mes, unos días, un instante,
sin mengua ni erosión de la amistad?
Los Angeles, 30 de diciembre de 2001
564 - El mismo recorrido
Desde hoy eres la rama desgajada
que la savia del árbol no fecunda;
viva estuviste en mí, y hoy moribunda
yacerás, de mi vida mutilada.
Prefiero una derrota limitada,
a una paz que frecuentemente se hunda;
el alma aventurera y vagabunda
otro día podrá blandir la espada.
No lloraré por ti; tal vez no llores;
volverán en mi campo a nacer flores,
quizá en el tuyo nacerán también.
Si el aciago destino, en un descuido,
fijó a los dos el mismo recorrido,
nunca debió haber sido el mismo tren.
Los Angeles, 30 de diciembre de 2001
565 - No logro soñarte
Quiero soñarte, pero te evaporas
cada vez que resurjes en mi mente,
irrumpiendo a mi lado, impertinente,
denso escuadrón de sombras turbadoras.
Lentas en el reloj ruedan las horas;
al llamar a tu luz, intermitente,
se extingue el parpadeo, y te hace ausente,
y no sé si te alejas o me ignoras.
Brazos fantasmagóricos me hostigan,
mi desnudez envuelven, y me obligan
a cerrar tu recuerdo a cal y canto.
Y no logro soñarte. La energía
productora de sueños se desvía
hacia la angustia, el abandono, el llanto.
Los Angeles, 12 de enero de 2001
566 - De visita
A su llegada estallan en colores
las grises luces del brumoso día;
y es su partida una canción sombría,
germen de escalofríos y temores.
Viene, y sazonan cálidos rumores
en el silencio de la noche fría;
y enmudece al partir la algarabía
del jardín, marchitándose las flores.
Me trae la luz, me deja la tiniebla,
de verde fronda mi desierto puebla,
pero al irse recobro mi desierto.
Oh quién pudiera eliminar la ausencia,
y establecer perenne convivencia,
obviando este agobiante desconcierto.
Los Angeles, 16 de enero de 2001
567 - Sobre la roca
Desnuda junto al mar, sobre la roca,
mujer, estatua, ensoñación, sirena,
sobre los senos pende la melena,
tiembla sonrisa mágica en la boca.
Extendida mi mano, no te toca,
mis pies no estampan huellas en la arena,
quiere mi voz gritarte, y se refrena,
y sólo el alma al suspirar te invoca.
Invisibles las nubes y las olas,
mis ojos sólo para ti, y a solas
contigo estoy aún sin estar contigo.
Desde esta melancólica distancia
en que casi percibo tu fragancia,
cuánto quiero decirte, y no te digo.
Los Angeles, 27 de enero de 2001
568 - Larga es la espera
Qué eternamente largo es el camino
desembocando al pie de tu ventana;
larga la noche fue, y en la mañana
sólo por él transita el campesino.
Duerme el tiempo en cada olmo, en cada pino,
duerme en la vieja iglesia la campana,
sólo tu corazón vela y se afana,
y un tu mente se agita un torbellino.
No hay huellas en la nieve, sólo frío
en el paisaje inhóspito y vacío,
y en el alma, vacía y aterida.
Sabes que no vendrá, pero impaciente
has de esperar desesperadamente,
mientras la sangre fluye de la herida.
Los Angeles, 27 de enero de 2002
569 - Voz de lo alto
Tienen sus madrigueras las raposas,
y los gorriones de los campos, nidos;
vosotros no tendréis, mis elegidos,
al dormirse la luz, lecho de rosas.
Viviréis despegados de las cosas
que otros valoran, propiedad, sentidos,
yendo al bordón del peregrino asidos,
pues tales sois, por rutas dolorosas.
Dolor ineludible y aceptado,
forjador del carácter de soldado
que precisais para extender mi fuego.
Pero quien os persiga, quien os hiera
por mi nombre, ay de aquél, más le valiera
no haber nacido, porque de él reniego.
Los Angeles, 30 de enero de 2002
570 - De la ceniza al fuego
Amor es tener tacto en la retina,
contemplando tu piel bajo el vestido;
amor es olvidar lo que hayas sido,
y es la memoria que desde hoy camina.
Amante es la ceniza que se obstina
en volver a ser fuego; es el vencido
que no admite jamás haber perdido,
e intenta superar su propia ruina.
Mis ojos te han tocado tantas veces…
He enterrado tu ayer, y hoy me pareces
tan nueva como el mundo el primer día.
Por ti he vuelto a ser fuego, he remontado
pérdidas y derrotas, y he llegado
a reafirmarte como toda mía.
Los Angeles, 31 de enero de 2002
571 - Atentado
Por gritar la verdad con fe y audacia,
desde los campanarios de la aldea;
por mantener el fuego de la idea
vivo en la antorcha contra la falacia;
por combinar severidad y gracia
en juicios que el cohecho no moldea;
por ser fiel a su credo y su tarea,
bajo el hacha cayó, como la acacia.
Bajo el hacha cayó, en la sombra oscura,
donde el sicario oculta su figura,
cobarde ante la luz, como sus dueños.
Arbol talado cae, no retrocede.
Ignora el asesino que se puede
matar al soñador, nunca sus sueños.
Los Angeles, 31 de enero de 2002
Poemas
Mano y puño
Hermanos, mis hermanos,
los de la amarga lucha fratricida,
con el hacha sangrienta entre las manos,
despierto el odio, la razón dormida.
Gregarios bárbaros de bomba y mina,
en fuego, hierro y carne aglutinados,
de voluntad siniestra y asesina,
jugando a los soldados.
Aún en las sombras de vuestra alma veo
el quebrado eslabón de la cadena
que un día nos unió, y en él hoy leo
canto de podredumbre y de gangrena.
¿En qué punto el sendero
se bifurcó en tal modo?
¿Por qué, por quién se transformó en acero
el corazón que se adaptaba a todo?
La mano antes abierta es ahora puño,
es mordisco feroz lo que fue beso,
mutilación el infantil rasguño,
y homicida quien sólo fue travieso.
Los camaradas se han hecho enemigos,
modificada la sonrisa en furia;
participantes somos, y testigos
de cada transgresión, de cada injuria.
Hermanos, mis hermanos, persistamos
en unión, en concordia, y en sosiego;
si ojo por ojo por la vida vamos,
cada uno al cabo ha de quedarse ciego.
Los Angeles, 5 de enero de 2001
En contra
Estoy en contra de tantos
que me parece estar solo;
y porque no estoy con ellos,
tal vez contra mí están todos.
Estoy contra la apatía,
la incompetencia, el soborno;
contra las pieles de oveja
con que se adornan los lobos.
Contra el cinismo de aquéllos
que nos ofrecen apoyo,
pero nos vuelven la espalda
tras obtener nuestro voto.
Contra el rico que presume
de motivos filantrópicos,
cuando en realidad devuelve
sólo parte de su robo.
Contra el pobre que mendiga
por pereza y abandono;
contra el proletario que usa
más que el esfuerzo, el enojo;
contra el alumno indolente,
mente en blanco y blandos codos.
Contra el adalid que ofrece
su nombre a la causa de otros
con el intento de hallarse
alzado sobre sus hombros.
Contra la mujer que oculta
estrategias en sollozos;
contra quien promete amores
eternos, y olvida pronto.
Y también contra ti mismo,
cuyo nombre desconozco,
cuya burla se adivina
dibujada sobre el rostro,
tú que llevas el desprecio
de los demás en los ojos,
y que al mirarte al espejo
revientas con alborozo,
viéndote tan diferente
de como te ven los otros.
¿Cómo puedo estar con tantos
que tienen y son tan poco?
Y aunque yo no tengo nada,
tengo que estar contra todos.
Los Angeles, 24 de enero de 2002
Fugacidad
Hay logro de horizontes, hay variación de vientos,
nuevas exploraciones, nuevos descubrimientos,
deseos satisfechos y metas conseguidas,
y nuevas ilusiones en la noche dormidas.
Y el aldabón que suena persistente a la puerta,
reprocha nuestro olvido de dejarla entreabierta.
Porque no hay casa o sueño como fin absoluto;
cada estación, cada árbol, ofrece un nuevo fruto.
Siempre estamos de paso, perennes peregrinos,
a semejantes puertos por diversos caminos,
sin advertir que el punto de llegada no importa,
ni el paisaje, ni el tiempo, ni el tren que nos transporta.
Sólo quien se nos une marchando nos incumbe,
hasta que se rezague, nos deje o se derrumbe.
Entonces tenderemos a otra mano la mano,
viniendo con nosotros como amante o hermano.
Pero siempre conscientes de que nada es eterno,
ni delicias de cielo, ni tormentos de infierno.
Los Angeles, 24 de enero de 2002
Feliz ignorancia
Yo siempre he sido niño. Mis ojos soñadores
vuelan sin detenerse sobre la realidad;
sigo rodando trenes, redoblando tambores,
y ahuyentando con ruidos miedos de oscuridad.
Puedo en mares remotos ser capitán pirata,
con un parche en el ojo y una pata de palo;
ser el bravo jinete que a la dama rescata,
o entre los malos, bueno, y entre los buenos, malo.
Aunque mi edad lo impugne, me niego a ser adulto;
¿qué beneficios puede brindar la madurez?
Todo nuevo derecho lleva en su seno oculto
lastre de servidumbre que escapa a la niñez.
Cada paso adelante supone una franquicia
perdida, y una nueva, segura obligación;
el rencor, los sudores, la angustia y la avaricia
son frutos sazonados de la emancipación.
Los años aceptados asesinan los sueños,
que al revitalizarse no serán como ayer;
sólo los visionarios impúberes, pequeños,
saben que sus quimeras pueden acontecer.
Juega en la luz el niño, sobre tierra o alfombra,
sin enturbiar su mente su estrechez de fronteras;
juega el adulto un juego de intrigas en la sombra,
esquivando en su jungla civilizadas fieras.
Quiero seguir mi vida como he vivido, siendo
ciudadano de un mundo de feliz ignorancia;
sin preocuparme cosas que ni tengo ni entiendo;
dejadme, compañeros, residir en la infancia.
Los Angeles, 25 de enero de 2002
Dinámica marea
Otras generaciones vivieron de esperanzas,
de fe en diseñadores de hipócritas promesas;
ésta triza la rueca, fabricándose lanzas,
y repudia los cuentos de infantes y princesas.
Estériles y exhaustas las actuales posturas,
no rinden los efectos que un día prometieron;
hoy se precisan nuevas, drásticas estructuras,
sobre las viejas ruinas que otros les transfirieron.
Escuadrones de locos levará cada villa,
locos desvinculados de ejército y gobierno,
quebrando el caudillaje sobre sus pies de arcilla,
siguiendo en el desplome cómplice y subalterno.
La turba ya no acepta palabras, sino acciones,
cansada está de leyes, de ritos, de doctrina;
hay dinamita y mecha donde antes corazones,
y en cada plazoleta se alza una guillotina.
Y a la fiera revuelta, y al tumulto sangriento,
que la tierra de origen dejará calcinada,
una invasión de pueblos seguirá en movimiento
hacia tierra más fértil y más privilegiada.
Y aquellos que forjaron centuria tras centuria
mayor progreso, a golpes del sudor y la idea,
tal vez sucumban bajo la desbocada furia
que avanza en persistente, dinámica marea.
Los Angeles, 27 de enero de 2002