Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Ay, mujer

Índice

Sonetos:
¿Cómo decirte? Ay, mujer Viajero Potro salvaje Inmensamente abierta Invisible
Poemas:
Es muy largo el camino
seperador

Breverías

1926
Estoy abierta para ti, tendida, como una mies que debe recogerse, dorada mies, madura, estremecida por brisas que no saben contenerse. Oh, segador de intentos agresivos, arqueada la espalda, y abrazando cuanto vas a hacer tuyo; los cultivos están ya sazonados, y esperando.

1927
Tengo las manos prestas, y en temblores, no ya de timidez, mas de impaciencia; son dos desasosiegos, dos clamores, acunados en ráfagas de urgencia; dos olas mansas, dos abrasadores chorros de fuego en fiera turbulencia; dos zarpas suaves para subyugarte a flor de desnudez, parte por parte.

1928
Era en la servidumbre cuando amaba, como quien nada tiene que perder, y al recobrar la libertad cantaba con el gozo de ser otra mujer, nuevos sueños, mejor alternativa, no le servía ya el antiguo amante, brisa de ayer. Se percibía viva, sin culpabilidad, a cada instante. En su memoria imágenes borrosas, y en un rincón un túmulo sin rosas.

1929
A ti he venido sin saber quién eres, la urdimbre de tu mente, el yacimiento de caricias que anidan en tus manos. De tantos pálidos amaneceres, tantas estrellas en el firmamento, tan variada armonía en el piano, suelo escoger lo que me desnivela y ni lógica exige ni cautela.

1930
He volado, caído y remontado, y he llegado al final de cada día con alas rotas, corazón quebrado, y el alma llena de melancolía. Prefiero, más que solo, desolado, y más agónico que en apatía. Sentir, sentir, aunque la sangre brote; no se me duerma el alma, aunque me explote.

Sonetos

1946 - ¿Cómo decirte?
¿Cómo decirte que la primavera me ha venido a destiempo, prematura, que de gozo verdea la llanura, y se abren tallos en mi sementera? ¿Cómo explicarte que se me aligera la carga que arqueaba mi estatura, la que tú me impusiste, y una pura, radiante luz destierra mi ceguera? Un invierno esperaba yo, callado, con la nieve maciza en el tejado, y en soledad sentado frente al fuego. Y me llega este mundo de colores, aires sensuales, íntimos sudores… Este es mi libre mar, y en él navego.
Los Angeles, 28 de agosto de 2008
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1947 - Ay, mujer
Ay, mujer, visitante turbulenta de mis sueños despiertos, creativos mediante bloques trémulos, lascivos, de este castillo en que tu piel se asienta. Tu piel, que me conforta y me atormenta, rosa y puñal en trazos sucesivos, muslos abrazadores y evasivos, lengua obsesiva, y a la vez sedienta. Manifiéstate en carne, no en concepto, que si bien por espíritu te acepto, como físico afán te solicito. En carnaval de insensatez te espero, tú, mi colega, yo, tu compañero, pacto de amor, que no contrato escrito.
Los Angeles, 28 de agosto de 2008
seperador
1948 - Viajero
He rodado sin ti cada sendero que debiera contigo haber andado, y me encuentra la noche tan cansado, tan ausente de ti, tan forastero. En cada albergue hospitalario espero hallarte en ojos que, si me han mirado, no han visto el fondo agraz, atormentado, detrás de mis retinas. Viajero sigo siendo en caminos tan extraños, como intentando revivir los años que fueran tu alegría y mi corona. Y observo que los tiempos de oro y plata no regresan, que en barro y hojalata el contorno del alma se aprisiona.
Los Angeles, 29 de agosto de 2008
seperador
1949 - Potro salvaje
Enjaezada con derecho al gozo, pero sin bridas, sin arzón, ni espuela, satinado alazán que corre, vuela, o cabriolea en ansias de retozo. Destinada al solaz, al alborozo, no equilibra el placer, lo desnivela, no admite restricciones, se rebela, aunque a veces sucumbe en el sollozo. Potro salvaje, desnudez resuelta, sólo en su propio atrevimiento envuelta, quiere ser cabalgada en libertad. Oh, ven, mujer, que la campiña invita con su tálamo verde, y se marchita la rosa del deseo en soledad.
Los Angeles, 29 de agosto de 2008
seperador
1950 - Inmensamente abierta
Ni empalizada, torreón o puerta alces en torno a ti, que en la estructura que habitas no haya traba ni angostura; muéstrate al mundo inmensamente abierta. Niégate a la abstención; la mano experta avance en desnudez, sin armadura, que se recoge más si se apresura sin condiciones ni temor la oferta. Voy a ti no con una, con dos manos, en plenitud de tactos artesanos para tallar delicias en tu piel. Y espero que las tuyas me atropellen y en mis impulsos hacia ti se estrellen, uno a uno, en cadena o en tropel.
Los Angeles, 29 de agosto de 2008
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1951 - Invisible
Tan mía, sin llegar a conocerte, compañera de lecho sin presencia, tu silencio es enfática elocuencia, y en tus entrañas mi ansiedad se vierte. Oh tactos invisibles que, sin verte, te dan más realidad, más pertenencia, que otras sombras de ayer, cuya existencia oscila ya entre oscuridad y muerte. Bajo la lluvia voy, por un paisaje que es tuyo y mío. Te hablo en el lenguaje de los amantes que jamás se han visto. Abro el paraguas y hacia mí te estrecho, escucho los latidos de tu pecho, y alcanzo a comprender para qué existo.
Los Angeles, 29 de agosto de 2008

Poemas

Es muy largo el camino
Es muy largo el camino, largo, largo, como el desgaste del amor ambiguo, o la añoranza del amor lejano, o la amarga derrota del olvido. Yo fui hacia ti en verdor de primaveras, frescura de clavel, rumor de ríos, y regreso, regreso, lentamente, sólo conmigo mismo. Se acumulan las nubes al ocaso, se deshace la luz, se oye el silbido de un tren lejano que jamás arriba; sólo llega la noche, remolino envolviendo la mente más que el cuerpo, y uno quisiera reventar a gritos. Los pies son para andar, y los tropiezos no son más que advertencia de peligro, y las caídas, para incorporarse; la certidumbre nace de lo equívoco. Cuanto ayer sucedió ya está gastado, y andando, andando, se renueva el ciclo de partos, muertes y resurrecciones, existencia, calvario y paraíso. Cada comienzo tiene un desenlace, y a cada fin se abraza otro principio. Yo sigo caminando, si en aflicción, también en optimismo. Remontaré este bache, cualquier bache, y habrá una rosa donde hay hoy cuchillo. El camino es muy largo, dejándome la carne en los espinos, pero vendrá otra mano, con su tacto de bálsamo dormido, que yo despertaré, y en mis heridas derramará su festival de alivios.
Los Angeles, 27 de agosto de 2008
Diseño: Carmen Álvarez
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