Breverías
2036
Me rasga las entrañas ver sin verte,
y sin palabra pronunciada, oirte;
es morir cada día, aunque sin muerte;
es como si me amaras, y morirte.
2037
Se filtra el día por la cerradura,
por las contraventanas mal cerradas,
me abre los ojos, toro que procura
a reveses de luz, o de cornadas,
separarme de ti. Es la hora oscura
de la aurora rompiéndome a lanzadas.
Es tiempo de partir. La noche ha sido
diafanidad que el alba ha oscurecido.
2038
Tu impúdica fragancia se revela,
entre mis sábanas alborotadas,
como temblor de sexo no cumplido
Y en cada anochecer me desnivela,
como si percibiera tus pisadas,
sin percatame de que no has venido.
2039
Me dejé herir por tu silencio, losa
de frialdad sobre mi piel desnuda,
inevitable sombra que me acosa
y a mi contorno en espiral se anuda.
Me hablo a mí mismo, afirmo cada cosa
que dejaste de hablar al quedar muda.
De las demás, que me dijiste un día,
cada vez más mi mente desconfía.
2040
Ya te ha llegado el tiempo del abrazo
desligado de historia y compromiso;
aprenderás de dudas y reemplazo,
que te sobrevendrán sin previo aviso;
seguirá a cada rosa un martillazo,
y un infierno tras cada paraíso.
Y te preguntarás si tu contento
vale la pena tanto sufrimiento.
Sonetos
2051 - Niebla
Se comprime la niebla; me rodea
en vaporoso abrazo, pero denso;
se me filtra en la mente; ya no pienso;
mi percepción de ti se tambalea.
Tal vez el campo en amplitud verdea,
marzo, abril, primavera en pleno ascenso;
tal vez el río es un cantar inmenso,
que no acierta a callar en su odisea.
Ni escucho al agua, ni la hierba admiro;
sordo y ciego y perdido avanzo y giro
sin percibir por dónde va mi pie.
Pensar en ti fue aliento y transparencia;
es confusión y oscuridad tu ausencia;
cerrada niebla lo que aurora fue.
Los Angeles, 25 de marzo de 2009
2052 - ¿Qué hacer junto a ti?
Volver a ti es necesidad, y urgencia;
tanto tiempo he vagado en solitario
que cada cerro se me alzó en calvario,
cada serenidad en turbulencia.
Y ¿qué hacer junto a ti, si mi presencia
no reviste el carácter necesario
que tuvo ayer? Será en tu itinerario
más que cordialidad, desavenencia.
No resucitarán las viejas noches;
tal vez un intercambio de reproches,
de un lado ardor, del otro frialdad.
Mantendré la distancia aunque me aplaste.
Entre ambos se ha instalado tal contraste
que no admite candor ni intimidad.
Los Angeles, 26 de marzo de 2009
2053 - Cuéntame de tu vida
Olvídate, mi amor, por un momento,
que me amaste, que te amo todavía;
cuéntame de tu vida, de este día,
de ayer, de antesdeayer, del desaliento
de acorralar, como a corcel de viento,
lo inalcanzable, de llorar, vacía,
cuando otras manos en tu anatomía
son acrobacia más que ofrecimiento.
De tus gozos también, porque los tienes;
de esos ríos que pasan, de esos trenes
que parten con promesas de volver.
Y si tu perspectiva es ya radiante,
viviendo al lado de mejor amante,
no titubees, y házmelo saber.
Los Angeles, 26 de marzo de 2009
2054 - Mis versos
Voy a dejar mis versos en el hueco
donde los abandono cuando abjuro
de mi paternidad, y su futuro
promete tanto como el olmo seco.
Apenas tienen voz. Más bien son eco
de gozos y pesares que capturo
al rozarme la piel, y los saturo
de mi propia fragancia. No los trueco
por otros versos de mejor linaje,
pues siendo míos, saben mi lenguaje,
y me susurran lo que quiero oír.
Pero a veces me alejo, aunque regreso,
como si hubieran prometido un beso
que sólo yo pudiera redimir.
Los Angeles, 26 de marzo de 2009
2055 - La mente en blanco
¿Pensar en qué, o en quién? Llevo la mente
a veces tan en blanco que me aterra.
Cada cosa, o mujer, que se me aferra
se torna más trivial, más dependiente,
y en consecuencia, menos transcendente.
Ni soy glacial ni estoy en pie de guerra;
quiero mi latitud, palmo de tierra
blindado para mí, poco exigente.
Nadie compartirá tal señorío,
en silencio, en reposo, todo mío,
cerrado al tráfago de la razón.
Todo inmóvil, soñándolo o despierto,
sólo veré mi peculiar desierto
como quien mira desde su balcón.
Los Angeles, 26 de marzo de 2009
2056 - Derramándome en ti
Si me derramo en ti, ¿qué harán las manos
que ayer me detentaron, adhesivas?
¿Serán enfáticas? ¿Serán esquivas?
¿Tendrán exactitud de cirujanos?
Produce cada mies sus propios granos,
y todas tienen sus prerrogativas;
unas cascabeleras y festivas,
otras de efectos mucho más arcanos.
Mi derrame es audaz, es absoluto,
sobre tu propia carne me ejecuto
como ejerciendo propiedad total.
Te abrirás. Como se abren los postigos
capitulando ante los enemigos,
volviendo a ser la vida un festival.
Los Angeles, 26 de marzo de 2009
Poemas
Enlutada soledad
Por ásperos, erráticos caminos
llegué a la soledad no deseada.
No al sereno retiro que se escoge,
sino al encierro que se nos implanta.
Tantas veces, cansado de la brega,
di a la vida la espalda,
me refugié en mí mismo,
y reposé en cojines de nostalgia.
Yo era todo mi mundo y mis recuerdos,
reviviendo, evocando cada ráfaga.
Era la soledad de la sonrisa,
frente al confinamiento de las lágrimas.
Y esto es lo que me aborda
a ritmo de derrota, de amenaza.
¿Cómo podré especificarte el lastre
que me está sumergiendo, la pedrada
que me hiere en la nuca, los portazos,
y el pecho ensangrentado a sable o lanza?
Es débil la palabra, sólo dice
perfiles, sombras o siluetas vagas.
Tal vez creyeras entender. En vano.
Sólo idéntica espina, o puñalada,
sobre tu propia carne,
llevará la elocuencia necesaria.
Por tanto, no hablaré. ¿Cómo exponerte
la ruina de la rosa profanada,
del niño fulminado por el rayo,
del colibrí abatido mientras canta?
Hilvané tantas frases,
todas tan descriptivas, tan exactas,
pero yo solo comprendí su alcance,
como las víctimas no más lo captan.
Y tú nunca lo has sido;
me entenderás a golpes de navaja.
Quedo en silencio, con mi propio llanto,
en esta soledad tan enlutada.
Los Angeles, 25 de marzo de 2009