Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
De repente, tú

Índice

Sonetos:
Revirtiendo al dolor De repente, tú Cuarenta años después Sísifo En Toledo Longevidad del amor
Poemas:
Frente a mi puerta Noche y día
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Breverías

2131
Recibimos un sueño de la vida, e ineptos de soñar lo que queremos le dejamos fluir a su manera. La posiblidad se nos olvida de remontar el curso con los remos que una mente despierta nos tendiera. El sueño que al nacer se nos confiere, sudor y músculo al vivir requiere.

2132
Avanza esta mañana reluctante, como intentando prolongar la gloria de una noche de amante sobre amante rehusando afincarse en la memoria. Porque el recuerdo es muerte fulminante de lo vivido, al devenir historia. Continúe la noche, no amanezca mientras te des, y mientras yo me ofrezca.

2133
Se me filtra por puertas y ventanas, anega estancia, comedor y alcoba, al oído redoble de campanas, colorido en los ojos que me arroba, lo inhalo, lo asimilo, me aprisiona, me produce calambres y ceguera, me perturba la acción de cada hormona… Es el amor, y es ya la primavera.

2134
¿Dónde reposa el viejo amor que muere? ¿Bajo el sauce llorón? ¿Bajo el ciprés? ¿Le oculta un mármol que tal vez refiere fechas y nombres, pero no porqués? ¿Le abrazan las raíces? ¿Se le adhiere la parda tierra? ¿Y una vez al mes alguien le deja delicadas rosas? ¿O está en olvido, como tantas cosas?

2135
Acuno besos que en temblor me diste, pero no se me duermen; sigo en vela en el intento de acallar su triste, persistente gemido; me flagela este recuerdo absurdo que persiste en renovar la luz de tu candela. Es noche fuera, sopla el viento; nada revivirá esa lámpara apagada.

Sonetos

2178 - Revirtiendo al dolor
Ah, la obsesión de hurgar en lo sangriento aplicando punzones a la herida con absurda insistencia que convida a edificar sobre resentimiento. En desnudez, a nuestro advenimiento, no se nos dio sino una sola vida, y del saludo hasta la despedida mandobles inventamos, y tormento. Cierto que cada rosa lleva espinas, que hay amores, y alcázares, en ruinas, que alma y paisaje sufren de aridez. Mas la belleza irrumpe y prevalece sobre más amplio campo, y se empobrece quien al dolor revierte en tozudez.
Los Angeles, 22 de agosto de 2009
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2179 - De repente, tú
Golpea suavemente con nudillos de aire gentil la brisa en mi ventana, solicitando entrar, esta mañana recamada de grises y amarillos. Hay calma en el jardín, cantan los grillos a tiempo intermitente, una campana quiebra el aire; levanto la persiana y desvío hacia un lado los visillos. Es otoño. ¿Por qué la primavera se presagia inmediata, si la hilera de álamos junto al río está desnuda? ¿Qué brisa es ésta que gentil me llama? No, no es brisa, es tu voz que se derrama dentro de mí, y al alma se me anuda.
Los Angeles, 22 de agosto de 2009
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2180 - Cuarenta años después
Si dos residen en la misma zona cuarenta años atrás, si uno transita la misma calle donde el otro habita, si en ambos rueda un alma retozona, si uno y otro se encumbra y apasiona con obsesión idéntica que invita a intersección de abrazos, y palpita con ágil corazón que no razona; y sin que el uno al otro conociera, puntos opuestos de la misma esfera, aun siendo anatomías colindantes, cuarenta años después, ¿quién pensaría que una mañana del otoño fría, encontrándose al fin, fueran amantes?
Los Angeles, 23 de agosto de 2009
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2181 - Sísifo
“Los Dioses condenaron a Sísifo a empujar eternamente una roca hasta lo alto de una montaña, desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Pensaron, con cierta razón, que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza”. (Albert Camus)
Por ti me aflijo, Sísifo, y entiendo la atroz futilidad de tu tarea; pero además por mí; también se arquea mi espalda bajo el peso con que asciendo esta montaña en que me voy haciendo eternamente viejo, que bloquea mi escalada final, y zarandea mis huesos al caer. Me voy muriendo de frustración, derrota tras derrota, mas la muerte parece tan remota… Subir, casi llegar, volver a hundirme, y de nuevo emprender la misma empresa, al hombro el alma, cuyo fardo pesa de forma tal que impide redimirme.
Los Angeles, 24 de agosto de 2009
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2182 - En Toledo
Se estrechan las callejas de Toledo para abrazarte más ceñidamente; adopta el Tajo ritmo adolescente si tocas su agua turbia con el dedo. Desde el punto más alto del roquedo, el Alcázar, en guardia persistente, controla tus pisadas sobre el puente de San Martín. Al fin me desenredo de tan reiterativa vigilancia. Santo Tomé se observa en la distancia, su iglesia oasis de penumbra y paz. Mis labios bajo el cuadro te reclaman, y monjes y aristócratas se inflaman en el “Entierro del Señor de Orgaz”.
Los Angeles, 24 de agosto de 2009
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2183 - Longevidad del amor
Aunque en tu sueño es a perpetuidad, nace el amor a vida transitoria; lo ves desde la cumbre de la euforia, mas tiene fecha de caducidad. Ya enmascarado llegue de amistad, ya en súbita erupción inflamatoria, no mires su exterior, sino la historia, el rastro de su cotidianidad. No le niegues entrada, o pertenencia, pero sin olvidar la inconsistencia que rige la amplitud de su programa. Promete gozo y ejecuta duelo, alzando inesperadamente el vuelo, labrando soledades en la cama.
Los Angeles, 25 de agosto de 2009

Poemas

Frente a mi puerta
Frente a mi puerta cruzó la niña, frente a mi puerta cerrada, ayer; melena al aire, cintura estrecha, paso ligero, y ojos café. Yo, a la ventana, y uno por uno, conté sus pasos, uno, dos, tres… Y aunque la niña no volvió el rostro, con su pisada, garbo y vaivén, y el balanceo de sus caderas, dejó algaradas sobre mi piel. La vi alejarse por el camino, pasito a paso, uno, dos, tres… Frente a mi puerta cruzó la niña, frente a mi puerta, al atardecer. Yo, en el terrado, desentendido, trazando líneas en un papel, mirando al cielo, y al horizonte, como quien nada tiene que hacer. Alcé la mano con un saludo, detuvo el paso, le di un clavel. Y en su sonrisa, ruborizada, me dijo cosas de nata y miel. Se alejó luego por el camino, pasito a paso, uno, dos, tres… Frente a mi puerta cruza la niña, frente a mi puerta, al amanecer. Y yo en la acera, de mañanita, como en espera de no sé qué. Me ha saludado, la he saludado, me ha sonreído, yo a ella también. Ha proseguido por un momento, ha comenzado a retroceder. Llega a mi lado, me imparte un beso que me provoca entrañable sed. Como hoy la niña no tiene prisa, la galanteo con un café. Hoy, al ocaso, la niña parte, radiante el rostro, por el arcén. Queda mi rostro también radiante, pensando sólo en volverla a ver. Tantos avances, tanta estrategia, y no era el juego del ajedrez.
Los Angeles, 18 de agosto de 2009
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Noche y día
Es la noche el sosiego de los dioses, no la complicidad de los amantes. En el día se incurren adulterios que estrategias metódicas fraguasen. La rutina es amiga de la sombra, la luz es como el ángel que desvela secretos y acentúa bellezas en la carne. La noche es el reposo, y en el día se consuman batallas jadeantes. En la noche germinan sueños involuntarios, que no saben articular esquemas o programas o establecer enlaces de unión de corazón y de cerebro en emotivo, lúcido engranaje. El auténtico sueño germina al sol, como los tulipanes, abriéndose gentil, voluptuoso, como el capullo se abre en los rosales. Sueño de ojos abiertos, mente vivaz y voluntad vibrante. La noche es muda y ciega, no pertenece a nadie. De día no se duerme, se dialoga, se acaricia, se juega, se combate. Oh, ven a mí de día, que de tanto soñarte se me agudiza el tacto de los dedos, se me rebela el sexo, se deshacen los últimos tabúes y prejuicios, y el aire me resulta irrespirable. A la luz, a la luz, que en torbellino se nos vuelque a través de los cristales sobre la doble desnudez aunada, y prolongue las horas de la tarde.
Los Angeles, 22 de agosto de 2009
Diseño: Carmen Álvarez
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