Breverías
2196
No fui nunca de nadie, aunque ofrecía
siempre mi cuerpo, mi alma raras veces,
jamás articulando ‘vida mía’,
ni análogos vocablos; y apareces
como el milagro que soñara un día,
o siempre ambicionara, y me estremeces.
Y me entrego, y me fluyen a raudales
tantas palabras que juzgué banales.
2197
Yo aprendí, sin que nadie me enseñara,
a amar, y a aborrecer. Tal vez la vida
fue destilando en mí sed y rechazo,
y el arrojo que acerca o que separa.
Pero nunca aprendí cómo se olvida
la ilusión, abatida de un zarpazo.
2198
Quisiera ser el charco que sortea
cada persona adulta, y solamente
el bullicioso niño chapotea.
Quisiera ser el vaso de agua pura
que el peregrino por favor implora,
no el río que a la fuga se apresura.
Quisiera ser la almohada en que reposas,
no la columna que sostiene el techo,
y quisiera, quisiera ser el lecho
que acompaña tus noches soledosas.
2199
En la estación del Metro, y al amparo
de los airados puños del invierno
tocaba el clarinete.
Era casi su voz, y era el disparo
de la protesta que en su fuero interno
contra un mundo despótico arremete.
2200
Soy solamente un paso, no un paseo,
y una huella tal vez sobre la arcilla,
que las lluvias borraron.
O soy tal vez bajel que no fondeo
en dársena leal, y cuya quilla
dejó estelas que se desdibujaron.
Sonetos
2271 - No sé
No sé cómo te quiero, si pujante,
frenando vientos, sofocando llamas,
o vulnerable y frágil, como ramas
recién brotadas, o ánfora oscilante.
No sé si te prefiero galopante
por inéditos campos, sin programas,
o sosegadamente, y sin pijamas,
reclinada a mi lado, insinuante.
¿Y quién me impone, o a escoger me obliga,
entre amante que juegue a ser amiga,
y amiga que en amores se estremezca?
No tengo dudas ya. Mi opción es clara.
Al diablo quien vacila o quien compara.
Quédese en mí quien todo me lo ofrezca.
Los Angeles, 26 de noviembre de 2009
2272 - Libro
Me obstino en repasar páginas mudas
que nada saben ofrecerme ahora,
de un libro cuya voz reveladora
disipándose fue en descuido y dudas.
Fue en su tiempo rumor de aguas menudas,
y grito fue de fe esperanzadora,
y rugido salvaje que devora,
y fantasías de pudor desnudas.
Y un día se cerró, sobre la mesa,
como si toda intimidad impresa
se adormeciera en sueño irrelevante.
Yo suelo abrirlo, con la expectativa
de despertarlo, pero no se activa,
ya letra muerta lo que fue vibrante.
Los Angeles, 29 de noviembre de 2009
2273 - Mirando atrás
Me fustigas la piel del pensamiento,
hasta brotar la sangre del pasado
en surtidor de vida envenenado
por cada incidental agrietamiento.
Porque cada recuerdo es un fragmento
desgajado del alma, arpón clavado,
o indefenso jazmín desarraigado
por la zarpa brutal del aislamiento
a que me sometió tu voladura
de los puentes de enlace. ¿Qué lectura
podré hacer de tu amor mirando atrás?
Tiendo la vista desde mi bloqueo
hacia tu lejanía, y no te veo;
tal vez fuiste mi sueño, y ya no estás.
Los Angeles, 29 de noviembre de 2009
2274 - Amor de madurez
No sabía andar solo por la vida,
y tú, al acompañarme de la mano,
me diste fe, y visión, y ese mundano
arte de hacer la madurez florida;
o recobrar la juventud perdida
sin descontar la edad, que no me afano
a reintegrarme a tiempo tan lejano
renunciando a la práctica adquirida.
Contigo renací…, luciendo enteros
mis años sobre mí, pero ligeros,
plumas de las dos alas que me diste.
Sean altos los números. ¿Qué importa?
Arden a fuego lento cuando absorta
te aproximas al leño que encendiste
Los Angeles, 1 de diciembre de 2009
2275 - Horas perdidas
Despierto junto a ti cada mañana
con manos tibias, de tu piel espesas,
y el alma saturada de sorpresas,
mi audaz, conspirativa cortesana.
Dormí, dormiste. Con la luz temprana,
de tu sueño de arcángeles regresas,
y el mío desconectas, cuando besas
mis párpados cerrados. La ventana
ya es irrupción de sol. Las avenidas
se pueblan de rumor. Qué horas perdidas
en la inconsciente calma del reposo.
Oh, compañera de mis noches, y eco
de mis hondos impulsos; no hay un hueco
dentro de mí, contigo, soledoso.
Los Angeles, 1 de diciembre de 2009
2276 - Se adelgaza el recuerdo
Abre la boca el tiempo y me devora
los días azulados, de veredas
zigzagueando aisladas arboledas,
del tacto acariciante, el pie que explora.
Teníamos el alma soñadora
de quien se moviliza sobre ruedas
a caza de futuros sin monedas
ni prejuicios, ni argucia enturbiadora.
No era de ingenuidad nuestra tendencia,
mas de improvisación, con esa urgencia
de futuro que arranca en el presente.
Y vivimos al día. Sin complejos.
Pero de aquellos tiempos, ahora viejos,
sólo queda una huella intermitente.
Los Angeles, 2 de diciembre de 2009
2277 - Claroscuro
Te cubre el aire, el tiempo, y se te aferra
como toga de bronce la campana
que tañe en tus recuerdos, y mañana
tal vez también te cubrirá la tierra.
El alba en círculo de luz te encierra,
y el ocaso en tul de oro te engalana,
pero la noche en sombras te empantana,
lúgubre cabalgata en pie de guerra.
La canción de los bosques te rodea,
por ti se agita el mar, y se azulea,
pero te azotará el clamor del trueno.
Brindarás brazo en alto por la vida,
mas hallarás la música dormida,
y al fondo de tu cáliz el veneno.
Los Angeles, 2 de diciembre de 2009
2278 - Contrapartida
Reencarnación funesta del Rey Midas
que todo al tacto transformaba en oro.
Tus manos truecan el mayor tesoro
en plomo y hierro por la fe perdida.
Se va extinguiendo en ti cada encendida
antorcha emocional, y queda el coro
de amantes en doliente deterioro,
desangrada cada alma malherida.
Tu celo constructor e iconoclasta
erige el templo, mas también lo aplasta,
en que auspicias tu propia adoración.
Destruyes lo que tocas, pero un día
descubrirás tu cama tan vacía
como parece estar tu corazón.
Los Angeles, 3 de diciembre de 2009