Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Estratos

Índice

Sonetos:
Diadema Caretas Transición Asómate ¿Te vendrías conmigo? De noche A mi nivel En la huella
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Breverías

2546
Suma los años desde que has nacido, descuenta los momentos que has amado, (mujer, idea, aun sin haber triunfado) y entenderás el tiempo que has perdido.

2547
El dolor, gran maestro de la vida; el olvido, la muerte sin morirse; el despego, zaguán de la partida; y el amor, que no puede definirse.

2548
Cuanto más me desangro en mis escritos, vertiéndome a mí mismo en cada frase, más entrañablemente me renuevo. Me despojo de técnicas y ritos, y surge un yo más puro del trasvase, que se da a conocer, un hombre nuevo.

2549
Llevo en mí caudalosas multitudes que no sé si son hijas de la mente, o caciques de temple intransigente que intentan apagar mis inquietudes. Debo eludir sus peroratas huecas, y seguir la voz leve que musita, más bien que al vulgo que desbarra y grita, y no alcanza a ofrecer sino hojas secas.

2550
Poesía es aquello que se vive, que se intentó vivir y no se pudo, que se querrá esculpir mármol desnudo, aunque sólo en arcilla se cautive. Cuanto soñamos, pero no vivimos, y cuanto no acertamos a soñar, lo que nos deja exhaustos de llorar, lo que pudimos ser, pero no fuimos.

Sonetos

2722 - Diadema
La percibía en verso, y le escribía monólogos de amante adolescente, relegando mi edad a un accidente de inconsecuencia que ni yo creía. Siendo el contexto luces y armonía, no hay razón aceptable o convincente para el temor, ya expreso, ya latente; ¿quién en belleza y ritmo no confía? En su fascinación, cada poema tiene el don de ceñir una diadema sobre las sienes del sujeto amado, que éste a veces no entiende o no detecta. Mas no importa. La acción que se proyecta reafirmará la fe al enamorado.
Los Angeles, 22 de septiembre de 2011
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2723 - Caretas
Eres ciudad de innumerables calles que el gozo explora, y el fervor pasea. Tantas fachadas que la cal blanquea, y tanta sombra que quizá batalles. Por más que encubras alma, o te amuralles tras cerrojo y persiana, burbujea cierta ansia en tu interior que te espolea a desenmascarar ciertos detalles. Te ofreces, no te das, coquetería que colma, al mismo tiempo que vacía, los recodos más hondos de tu entraña. Por tus ramblas y arterias pasan gentes con máscaras de amantes elocuentes, a quienes tu disfraz también engaña.
Los Angeles, 23 de septiembre de 2011
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2724 - Transición
Esta noche se ha muerto, y tú con ella. Duermo profundamente, no te sueño, que equivale a pensar que no soy dueño de la heredad que fuiste; sólo huella. Ya no hay desolación, ni hay ya querella; cuanto fue, sucedió; no lo desdeño. El destino ha trazado otro diseño, y en lo alto parpadea nueva estrella. Se suele maldecir cada ruptura, mas yo no la reniego. La amargura no recompone agravio ni destrozo. Miro hacia atrás con algo de añoranza, por el tiempo dorado, mas no alcanza su brillo a deslustrar el nuevo gozo.
Los Angeles, 23 de septiembre de 2011
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2725 - Asómate
Asómate al brocal de esta mirada que tanto vio, que tanto certifica, y adéntrate en su archivo, que predica con silenciosa voz su hora dorada. La historia podrá ser tergiversada, o adormecida, mas al fin salpica con su oculta verdad a quien abdica de cuanto sucedió sobre la almohada. Si has olvidado, mírame a los ojos. Ni candados he puesto, ni cerrojos a las vivencias que alcancé contigo. Todo, tras el cristal de la retina, perdura como fue, y se arremolina cuando te ve pasar frente al postigo.
Los Angeles, 24 de septiembre de 2011
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2726 - ¿Te vendrías conmigo?
¿Te vendrías conmigo? Desde lejos engendra el corazón tantas promesas, aborda la razón tantas empresas, que tan sólo nos llegan sus bosquejos. La realidad se pierde en los espejos, no logra alzar el vuelo. Cuanto expresas con tanto fuego, quedará en pavesas. Y ellas, sí, volarán, meros reflejos. No dudo de la fe, del arrebato, mas no son toda tú, sino un sustrato entre objetividad y desvarío. Es tan bello soñar. Y bien, soñemos. Nuestra es la barca, nuestros son los remos, no hay meta a que llegar. Y el mar es mío.
Los Angeles, 25 de septiembre de 2011
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2727 - De noche
Se va apagando la ciudad. El ruido yace desharrapado en las aceras. Agoniza la luz. Las cristaleras bajaron ya sus párpados, y erguido sobre el paisaje vertical dormido, tiende sus negras alas agoreras el titán de la noche, y plañideras las ninfas de la tarde se han vestido. Nuestra prerrogativa es el desnudo, amantes prestos a engarzar el nudo en ésta, la más apta de las horas. Acércate, mujer. La única vida late en este recinto, y nos convida a secuencias de amor arrobadoras.
Los Angeles, 25 de septiembre de 2011
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2728 - A mi nivel
Detesto pedestales e incensarios, prerrogativas de héroes y deidades. Te quiero a mi nivel, sin salvedades, forastera a Tabores y Calvarios; en mera humanidad, ambos plenarios de nuestras propias autenticidades, y ajenos a banales dignidades que tornan semejantes en contrarios. La regla incontestable de oro estriba en jamás dirigirnos hacia arriba para buscar al otro, ni hacia abajo. A mi nivel, radiante o gris, te quiero, e idéntica postura de ti espero, ya en amor, en holganza o en trabajo.
Los Angeles, 26 de septiembre de 2011
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2729 - En la huella
Nunca el camino sabe quién lo pisa, ni quién busca su sombra el olmo advierte. Cada huella en la gleba se convierte en expresión anónima, imprecisa. Yo he transitado sendas, ya de prisa, fugitivo de un ciclo a vida o muerte, ya a paso lento, como quien convierte días en años, en tenaz pesquisa. De aquéllas, poco memorable queda, muslos de par en par, manos de seda, hambre de fuego, o tímido tabú. De las otras, improntas emotivas, palabras de oro, nuevas perspectivas…; mas de nombre en la huella, sólo tú.
Los Angeles, 27 de septiembre de 2011
Diseño: Carmen Álvarez
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