“I don't miss him,
I miss who I thought he was.”
(Nancy D. Smith)
     En la orfandad de tu callada ausencia, 
dormido el timbre de tu voz, lejano
el festival de roces de tu mano,
y las mías sobradas de carencia,
vuelvo hacia ti los ojos, con la urgencia
de propulsar tu empeño a primer plano;
y aunque mi esfuerzo ha sido siempre en vano,
no por eso declina mi insistencia.
Ay, pero ya me acosa la fatiga,
y esta siniestra vacuidad me obliga
a renunciar a mi tenacidad.
Ya ni te extraña ni a añorarte alcanza 
mi alma cansada, pero qué añoranza
de quien soñé y no se hizo realidad.
     Los Angeles, 8 de marzo de 2009