Poemas de amor, de soledad, de esperanza de
Francisco Álvarez Hidalgo
Diccionetos LXXXI

Índice

Sonetos:
Apremiante Aquelarre Arcilla Arco Ardor Aristócrata Armonía Arrebato
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Breverías

3226
Lléname de armonía la copa del silencio, la beberé hasta el fondo, me embriagaré de ti, y al llegar a tal punto que ya no diferencio quién soy yo de quién eres, te llenaré de mí.

3227
No se apague el arrullo con que intentas sosegar el motín de las tensiones que separan mi mente de tus actos. Con tu sentido maternal ahuyentas la tiniebla del miedo y las visiones que obstruyen nuestros íntimos contactos.

3228
En el arco viviente de tu abrazo pretendo refugiarme, en búsqueda de paz, y de calor. En tu invisible llama me solazo; permíteme acercarme, mira que vengo en frío y en temblor.

3229
Oscurece. De noche, los amantes saben que es el momento de la cita, se encuentran y se esconden y se besan. Mundo y vida son menos agobiantes, cuando el amor descubre y ejercita los misterios que ya no se represan.

3230
En ti se vierte mi alma, como chorro de vida palpitante, y te rebosa. Ánfora que me encierras, te recorro con mano de agua pura, luminosa. Dentro de ti, contienes y moldeas mi propia esencia, que sutil coincide con tu molde sensual, y tus ideas, y en tal entorno residir decide.

Sonetos

3698 - Apremiante
Siga el amor su curso, sin premura, río perseverando en su viaje, definido, no más, por el paisaje que atraviesa, de cuna a sepultura. El entorno decide su estructura, su ritmo y expansión, y el engranaje a que dos se someten, ya en salvaje o en delicada acción; y así perdura. Cada apremio de amante es nuevo paso que el otro da hacia atrás, con el fracaso acechando a la vuelta del recodo. Encúmbrese tu espíritu sin prisa, con alas, no de viento, mas de brisa, que suavidad y tiempo ganan todo.
Los Angeles, 17 de enero de 2014
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3699 - Aquelarre
La noche abre sus fauces absorbentes, es la hora de los brujos; la campana, que sólo ellos escuchan, los hermana sobre el campo desierto, procedentes de poblados y aldeas, cuyas gentes bisbisean en su habla cotidiana, si algo ven, al cerrar cada ventana y atrancar cada puerta, displicentes. Preside la reunión macho cabrío, bajo cuyo disfraz el poderío del príncipe del mal se corrobora. Y cada cual, en prueba de fe ciega, besa sus genitales, y se entrega a frenética orgía hasta la aurora.
Los Angeles, 17 de enero de 2014
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3700 - Arcilla
El barro es nuestro origen y destino; nacimos de él y en él nos disgregamos; y cuántas veces, al andar, dejamos nuestra huella en el barro del camino; leve marca de endeble peregrino que borran viento y lluvia, y olvidamos como algo efímero, que no logramos tallar en material noble y genuino. Pocos serán al paso de la historia quienes impriman rúbrica de gloria transmitiendo al futuro su heredad. También de arcilla son, mas cincelando en bronce o mármol cómo, dónde y cuándo fue su labor de excelsa calidad.
Los Angeles, 17 de enero de 2014
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3701 - Arco
Amor y guerra, viejos coaligados enfrentando refriega o desafío; lo resuelven por ímpetu bravío, o rendición cordial, sin altercados. Batallas del amor, con dos soldados planeando estrategias de atavío, arrobamiento, languidez, desvío, cada cual con sus propios decorados. Al final el dios niño de arco y flecha fijando su objetivo, los acecha, precipitando el dardo ineludible. Y quien en el umbral se resistía, abre la puerta, estalla la armonía, y se hace todo, entre los dos, posible.
Los Angeles, 18 de enero de 2014
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3702 - Ardor
Ardiendo vivo, y mi calor traspasa, torrencial, la barrera fronteriza de la piel que me cubre, y electriza la piel ajena que a mi lado pasa. Me grita esta dinámica, me abrasa, mas su pujanza no me inmoviliza; llama soy que no piensa en la ceniza, quien se yergue y cimbrea no fracasa. Tú, que por frías playas merodeas al acecho de cálidas mareas que logren tu ansiedad satisfacer; acércate a mi tórrida fogata, que su ardor estremece y arrebata, y fraguará tu nuevo amanecer.
Los Angeles, 18 de enero de 2014
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3703 - Aristócrata
Por tus obras te juzgo, y tu conciencia, no por la antigüedad del apellido; desnudo, como yo, fuiste nacido, y el llanto fue nuestra única elocuencia. O se es de realidad o de apariencia; soy hijo de mis actos, definido por mi propio quehacer, no transmitido por arbitrarias fórmulas de herencia. Apoyarse en escudos y blasones, es relegar las propias decisiones por las hazañas de alguien tiempo atrás. ¿Ufano de sus hechos? Ciertamente. Mas lo trascendental es el presente, y el legado que un día dejarás.
Los Angeles, 19 de enero de 2014
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3704 - Armonía
Danza en mis dedos mágica sonata al contemplar tu ambiguo movimiento, columna de humo en vuelo somnoliento, o impulso que inminente se desata. En ambos casos surge y me arrebata, mas en distinto modo, ya en intento de invitación pasiva, o en hambriento, irreprimible avance de mulata. Cada vaivén provoca, y origina progresivo destape, y me encamina a privado concierto mozartiano. Desnuda, horizontal, y sonriente, te me ofreces, y toco, persistente, cada nota de tu íntimo piano.
Los Angeles, 19 de enero de 2014
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3705 - Arrebato
Doble carril me lleva al paradero donde se cruza al tuyo mi destino; por uno voy en ciego torbellino, por otro en placidez de compañero. Dos carriles y un solo viajero, en simultaneidad; tren sibilino rodando, bien a ritmo paulatino, o en apresuramiento de crucero. Ambas operaciones me cautivan, te seducen también, pues se derivan de idéntico sentir, ya tuyo o mío. Mas a menudo aparco al diletante amigo servicial, y es el amante, tan arrebatador, con quien me alío.
Los Angeles, 19 de enero de 2014
Diseño: Carmen Álvarez
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