Breverías
2201
A ti he venido en ansiedad de abismo,
como quien nada tiene y quiere todo,
consciente de que un día partirás.
Mezclando estoy euforia y pesimismo,
y a ambos inevitablemente me acomodo.
Cuando te pierda, miraré hacia atrás.
2202
Si debes alejarte,
deja conmigo la gentil silueta
de tu sombra, tan fiel y tan discreta
en tantas horas en que pude amarte.
Siempre adosada a ti, siempre a mi lado,
duplicando tus propios movimientos.
Tal vez responda a mis requerimientos
con la complicidad que has olvidado.
2203
Miro hacia dentro a veces,
y mi propia visión me contraría;
paisaje de arideces
que ayer en sinfonía
de rojos, verdes, grises prorrumpía.
Conozco los factores
de tan infortunado deterioro.
Tal vez estos dolores
de hierro se hagan de oro
regresando el amor que tanto añoro.
2204
Cada noche apareces
al fondo de mi espejo, y al mirarte,
en total desnudez, me perteneces
como si no estuviéramos aparte.
Temo apagar la luz; tan frágil eres
que tu imagen se desvanecería,
aunque en mis añoranzas nunca mueres,
y de hacerlo, te resucitaría.
Me acuesto al fin, cubriéndome en el lecho
tu leve sombra de los pies al pecho.
2205
Es la vida entramado de callejas,
de extrañas, múltiples intersecciones
de incógnitos origen y destino.
En cada cruce un aluvión de abejas,
nos ofrecen hirientes aguijones,
o dulce miel, en fallo repentino.
Y a ojos cerrados lo determinamos.
Por eso tantos nos equivocamos.
Sonetos
2279 - Desde dentro
Te miro desde dentro; me he instalado
en esa franja azul en donde sueñas
con fieros mares, tardes hogareñas,
galopadas por páramo ondulado.
Extiendo a cada seno abovedado
las palmas de mis manos, tan pequeñas,
y percibo campanas navideñas
en el cimborrio en rigidez alzado.
Cóncavo hoy lo que ayer viera convexo,
veo ascender desde el brocal del sexo
vibrantes ecos de arpas y atabales.
Desde este íntimo punto en que me encuentro,
logro activar seísmos, su epicentro
transcendiendo a la piel en espirales.
Los Angeles, 5 de diciembre de 2009
2280 - ¿Qué queda?
Puede venir la muerte, ¿qué me queda,
si el tacto de la piel se me ha dormido,
si he recobrado nombre y apellido
que extravié entre sábanas de seda?
¿Qué permanece de la rosaleda
si cada pétalo cayó abatido
por la temprana escarcha, y sacudido
por el viento rodando en la alameda?
¿Qué perdura, si a golpes de martillo
la copa de cristal, el cantarillo,
o el violín se fractura en mil pedazos?
¿Qué queda, en fin, qué queda, al desgajarse
el alma de uno mismo, al desangrarse
la esperanza a mandobles o zarpazos?
Los Angeles, 5 de diciembre de 2009
2281 - Sueña, mas sin dormir
Vienes a mí con ojos forasteros
a la razón, soñando en la quimera
de esa interna, perenne primavera
que ha de estallar en tus invernaderos.
Y florece tal vez por los oteros,
mas no en ti misma; tu alma jardinera
ve flores de papel, y espera, espera
fragancias y colores verdaderos.
Tu primavera llegará algún día,
no perdurable, mas fugaz; se guía,
no por longevidad, por arrebato.
Si ves abrirse las primeras rosas,
no entretengas medidas cautelosas,
córtalas para tu uso de inmediato.
Los Angeles, 6 de diciembre de 2009
2282 - Sólo un punto
¿Vendrás a reclinarte en mi presente,
ciega al pasado, y al futuro ajena,
como quien traza rasgos en la arena,
de su eventual fugacidad consciente?
Todo es tránsito; fluye la corriente
del río hacia la mar, brusca o serena;
el tiempo, inexorable, desalmena
murallas y castillos; de repente,
nada parece significativo,
sino el actual instante, fugitivo,
pero único real que poseemos.
Sobre ese punto lucho, en él descanso,
mi campo de batalla, mi remanso…
Ven, que aun exiguo, lo compartiremos.
Los Angeles, 6 de diciembre de 2009
2283 - Punto vacío
Si voy hacia el futuro, contradigo
mi propia, radical filosofía
de negar su existencia; mi energía
se centra en el presente, y a él me obligo.
Sin embargo, ese punto que persigo,
constante, paso a paso, día a día,
me deja el alma a veces tan vacía
que en zonas no existentes busco abrigo.
Al abrir, en mi casa, la ventana,
no pretendo tocar ni ver mañana,
sino algo más tangible, este momento.
Y si en él no te alcanzo, si no brota
del suelo tu perfil, en tal derrota
deberé reorientar mi nuevo intento.
Los Angeles, 6 de diciembre de 2009
2284 - Reactivación
En distante galaxia tibia estrella,
de casi imperceptible parpadeo,
turbio punto de luz que apenas veo
en la noche que fue de mi querella.
Su desvinculación resultó en huella
de ruina ensangrentada, martilleo
sobre el cristal del alma, o bombardeo
de cuanto supe edificar con ella.
Mas cuanto en un principio fuera estruendo,
día a día se fue desvaneciendo,
estrépito, clamor, rumores, calma,
o luminaria, claridad, vislumbres.
Vacío ya de viejas servidumbres,
dispuesto me hallo a renovar el alma.
Los Angeles, 7 de diciembre de 2009
Poemas
Dulce tristeza
Es azul la tristeza, como la sepultura
que en el fondo del lago se improvisó la altura.
Amplia, profunda, tersa, con el frustrado intento
de abrazar lo distante; triste, mas sin lamento.
Y el cristal divisorio de ambas concavidades,
(dos cielos, uno encima, y otro en profundidades),
mantiene la radiante superficie serena
que, aunque pueda quebrarse, nunca se desmelena.
Se bracea en las nubes y en el agua se vuela,
sin arrancar jirones, sin dibujar estela,
como ángel incorpóreo, o nereida evasiva,
aquél pura inocencia, y ésta visión lasciva.
Tibio paisaje, cálida, delicada belleza,
henchido de esa dulce, nostálgica tristeza,
que confiere a la amante del amado lejano
la sensación de casi tocarle con la mano.
Los Angeles, 7 de diciembre de 2009