Breverías
2631
Se me desborda el alma en contundente
riada de intenciones,
percibiendo en sí misma incitaciones
de la belleza ausente.
Toda mi vida ha sido
búsqueda sin captura
de esa utópica, errática figura
que musita propuestas en mi oído.
Persiguiendo voy huellas que no existen,
u objetivos que al fin se me resisten.
2632
Ya es invierno de nuevo,
poblando de esqueletos el camino,
álamos, abedules descarnados,
y no sé si me extingo o me sublevo,
presto a dormir, o alzando un torbellino
de esperanzas y sueños azulados.
Vendrá la primavera.
O tal vez está en mí, con sus dorados,
silenciosos colores a la espera.
2633
Tengo el presentimiento
de haberte conocido en otra vida,
libre de lazos, no mujer ajena,
y tal vez en perenne aclopamiento;
pero hoy tienes sabor a despedida,
que a perpetuo recuerdo me condena.
2634
En placidez inmóvil, sosegada,
vi tu respiración, casi aleteo
de ángel imperceptible, sin deseo,
dormida sobre el nido de la almohada.
Si hermosa en convulsión, eres más bella
en el punto de ingrávida blandura
de tu quietud actual, en que perdura,
más que la incitadora, la doncella.
Pero quiero a las dos, suma y compendio
de la serenidad y del incendio.
2635
La lluvia es casi siempre el manto triste
que se deja caer sobre los hombros;
casi contemplación de los escombros
del día espléndido que ya no existe.
Pero la lluvia de hoy tiene sonrisa,
y musicalidad, y colorido.
Vengo de ti, y aún oigo tu gemido.
Cantando bajo el agua voy, sin prisa.
Sonetos
2858 - Espalda
Por mirarte de frente, he descuidado
la otra zona de inmóvil catarata
emanando en los hombros, serenata
del tacto adormecido, o ignorado.
Tu espalda es anatómico teclado
de gritos reprimidos, la sonata
que está por escribirse, y te desata
temblor en el silencio encadenado.
Tienes todas tus zonas al alcance,
menos la espalda. Qué gentil romance
te aguarda en estos labios que se ofrecen,
en estos dedos que a los cien senderos,
en tan amplia llanura forasteros,
por ser conciudadanos languidecen.
Los Angeles, 9 de enero de 2012
2859 - Copias
“Tibiamente los años nos descubren
que nada existe ya sin tu sudor y el mío”
(Luis García Montero)
Es el tiempo campana que enmudece
día a día. Sus ecos cotidianos
ruedan por barranqueras y altiplanos,
donde el silencio al cabo prevalece.
Se funde en torno mío, o palidece,
la turba de hambres, sábanas y manos
que integraron mi historia, y los arcanos
misterios de un ayer que languidece.
Carece de sentido o relevancia
cuanto quedó clavado en la distancia
de memoria, de tiempo, de lugar.
Tus escrituras son las mías propias,
quemando, por inútiles, las copias
que no tiene sentido conservar.
Los Angeles, 9 de enero de 2012
2860 - Esta primavera
Abre el balcón, respira el aire puro,
comulga con el río y la chopera,
fluya en tus venas esta primavera,
plena de luz, tras el invierno oscuro.
Vuelve a escalar la madreselva el muro,
y en el parterre, en torno a la palmera,
se desborda festiva torrentera
de aromas y colores. Mi futuro
se inicia en ti, en celebración bohemia
de este tiempo fugaz que nos apremia
a brindar con los jugos de la vida.
Mas no hay copa que alzar en tal instante,
sólo muslos que abrir, brazos de amante,
y una orgía de tactos encendida.
Los Angeles, 10 de enero de 2012
2861 - Desierta está la noche
De no tener tu desnudez cercana,
ni la voz que me hablaba en ronroneo,
¿de qué sirve la flor de mi deseo
pugnando por abrir su filigrana?
Desierta está la noche. La mañana,
ciega a la luz, servil al ajetreo
del gentío en perenne cotilleo,
no alcanza el fondo de mi alforja humana.
Parece huir o flojear el brío
que inagotable hiciste. Tengo frío,
y sentarme ante el fuego no me ayuda.
Sólo por ti cada sentido clama;
y no tiene lugar sobre mi cama
la perfección de otra mujer desnuda.
Los Angeles, 10 de enero de 2012
2862 - Memoria del lecho
Qué memoria tan larga tiene el lecho
que nos vio; que hoy me ve desatendido.
Apenas cada noche adormecido,
parece aldabear sobre mi pecho.
Me recita fragmentos que, sospecho,
memorizó en los tiempos del quejido,
la promesa, el suspiro, o el rugido
con todos los sentidos al acecho.
Sus archivos, visuales y sonoros,
acumulan inéditos tesoros
de un ciclo intenso que jamás cerré.
A su recitación entro en el sueño,
y de ti entre las sábanas me adueño,
en robustecimiento de mi fe.
Los Angeles, 10 de enero de 2012
2863 - Renovación
Ni el ruiseñor olvidará su trino,
ni el salmo del amor desaparece.
Si éste en silencio a veces se adormece,
despertará en su acento más genuino.
En años de bohemia, el peregrino
de tierras y de vidas, entumece
miembros y mente, y frívolo envejece
sin la solera de su propio vino.
Mas quien ama una vez, aun en derrota,
recobrará el amor, ya gota a gota,
o en viva llamarada de placer.
Amor es miel, y herida, y cicatrices,
árbol que, si talado, sus raíces
renovarán el esplendor de ayer.
Los Angeles, 10 de enero de 2012
2864 - La puerta abierta
Receptiva es mi casa, bienvenida
de brazos carismáticos. La puerta,
invitación más que barrera, abierta.
La luz en el portal siempre encendida.
Y el alma, sobre el tálamo, tendida,
en actitud de permanente alerta
por si el amor pasara, que su oferta
puede no repetirse, si dormida.
Cada paso batiendo el pavimento
me aporta sobresaltos, y presiento
que entrará por sorpresa, sin llamar.
Quiero estar disponible a su llegada,
cuerpo desnudo y alma desvelada,
víctimas voluntarias en su altar.
Los Angeles, 11 de enero de 2012
2865 - En soledad oscura
¿Qué harás con el temblor y efervescencia
que estremecen tus muslos en las horas
de soledad oscura, cuando imploras
a los dioses del sexo su asistencia?
Tienes tanto que dar, y es tal la urgencia
de recibir, que cuanto más te exploras,
tanto más solicitas y devoras
la pareja invisible en tu presencia.
Casi la ves. Tu mano se ejercita
en cada curva o rigidez, y agita
o bucea en su forma vaporosa.
Y al fin, en la tiniebla se diluye
tras el agotamiento, que destruye
imagen tan sensual, tan sigilosa.
Los Angeles, 11 de enero de 2012