1082 - Último, primer día (II)
Una mano benévola ha venido
en solidaridad a abrir la puerta
que solamente permanece abierta
para quien, como tú, lo ha merecido.
En este paraíso instituído
entre nubes y estrellas, se despierta
afable algarabía, siempre alerta
a la eclosión de inédito ladrido.
Te han sentido venir, Lady del alma,
trotando por los aires. En la calma
de tu cuerpo, aún caliente, está mi mano,
temblorosa, insistiendo en la caricia.
Terminó hoy tu dolor, pero se inicia
otro dolor más íntimo y humano.
Los Angeles, 6 de mayo de 2004