109 - Amor de madurez
Mujer que has alcanzado mis umbrales
por senda nebulosa y clandestina,
no sabes cuánto tiempo en esta esquina
esperé tu llegada o tus señales.
Nostálgicas vivencias otoñales
que debieron rasgarme la rutina,
se derrumbaron en callada ruina,
signo quizá de ser superficiales.
Pero al sentir tu paso subrepticio
y ofrecerte en mi altar en sacrificio,
con alma abierta y sin vacilación,
comprendí que no hay dádiva tardía,
que el amor es quehacer de día a día,
sin calendarios y sin estación.
Los Angeles, 23 de agosto de 1998