1115 - La carga de los Mamelucos (Goya)
Mil ochocientos ocho. Toda Francia
huele a sangre caliente; su bandera,
tibias cruzadas bajo calavera,
su emperador, corsario y arrogancia.
Dos de mayo. Feroz beligerancia.
Cargan los Mamelucos; a su espera,
la carne humana es la única barrera;
no hay flores, hay navajas, no hay distancia.
Dos mil tres. En Irak. Otro corsario
llega a ritmo de llanto funerario,
fuego y miseria nacen en su ruta;
y halla puños, no manos extendidas.
Paz y justicia yacen oprimidas
bajo las botas de la fuerza bruta.
Los Angeles, 26 de julio de 2004