1177 - Pesimismo
Se van, mueren también los ruiseñores
que en inmóvil, gentil revoloteo
fueron minúsculo, sutil flirteo
en la regia asamblea de las flores.
Se van muriendo luces y rumores,
ojos y oídos quedan sin empleo,
sólo hay sombra y silencio, y el deseo
se ha de morir también de mal de amores.
La vida está cansada y se rezaga,
el bergantín de la ilusión naufraga,
no se cierra la caja de Pandora,
de cuyo fondo ha huído la esperanza.
La muerte inexorablemente avanza,
y ésta será tal vez la última hora.
Los Angeles, 20 de noviembre de 2004