122 - Inundación
No reprimidas, sino acumuladas,
tras la sólida elipse de la presa,
duermen las aguas, bajo el sol que besa
su tapiz de ondas tenues y calladas.
Pero reventarán amotinadas
pulverizando la muralla espesa,
y traerá su derrame una promesa
de ávidas noches en sudor mojadas.
Abre las puertas, deliciosa amante,
y libera el torrente fulminante
de ideas, sensaciones y deseo.
Tu inundación debe cubrir mi vida,
que al estar en tu abrazo sumergida,
será tu posesión si te poseo.
Los Angeles, 5 de noviembre de 1998