1259 - Salamanca (I)
Niña nacida ayer, la primavera
da sus primeros pasos por la orilla
rufianesca del Tormes; en Castilla
la tierra, sin embargo, es siempre austera.
Ni verdea el alcor ni la pradera,
su piel, arena seca, parda arcilla;
pero es azul el cielo, y el sol brilla
terso sobre el pinar y la chopera.
Cuando tu mano roce en Salamanca
sus piedras de oro, vuélvete y arranca
las huellas por mis manos allí impresas.
Han esperado tanto tu llegada
de ferviente mujer enamorada…
bésalas, que al hacerlo, a mí me besas
Los Angeles, 30 de marzo de 2005