1262 - Juan Pablo II
Se lo llevó la hermana Muerte.
2 de abril de 2005
Mientras unos estudian la manera
de hacer saltar el mundo en mil pedazos,
otros intentan anudar los lazos
que logren desmontar cada frontera.
Un rebaño, un pastor, una pradera,
unidos en la paz de los abrazos,
abjurados temores y zarpazos,
avanzando hacia la única ribera.
Este hombre, viajero y provinciano,
con las llaves del reino en una mano,
y en la otra leve pálpito de alas,
nos deja su legado inconfundible
de que el salmo de amor es preferible
al trágico silbido de las balas.
Los Angeles, 3 de abril de 2005