1308 - Ovillada en mi cerebro
Oh, mujer, ovillada en el oscuro
rincón de mi cerebro, cantinela
reiterativa que se anuncia y vuela
por un silencio de cristal, tan puro.
Nadie te ve, nadie te escucha, un muro
de soledad plomiza te acuartela.
¿Por qué tu voluntad no se rebela,
rompe el cristal y arranca hacia el futuro?
En blanda oscuridad semidormida,
con el recelo de quien se intimida
al ver mi propia senda bifurcarse.
Oh, mujer, ovillada en mi cerebro,
sigo otros pasos, pero te celebro
como luz que no acepta amortiguarse.
Los Angeles, 8 de julio de 2005