1319 - Vehemente
Encierras en los ojos mar y cielo,
águila de mil rutas, navegante
de adormecidas playas ignorante,
versado en arrecifes. No hay revuelo
de brisas leves ni gaviota en celo
entre tus altas velas, ni delante
de tu bauprés se anuncia susurrante
marejadilla azul de terciopelo.
No es suave tu emoción, sino violenta,
como de quien se arrulla en la tormenta
más que en la vasta cuna de las olas.
Eres fragor clamando en el rompiente,
no hay rosas para ti, sólo el tridente
de un dios marino que ágil enarbolas.
Los Angeles, 26 de julio de 2005