132 - Renacimiento
La oscuridad me saturó de frío
dejándome en letargo a tu partida,
con silencio de piedra adormecida
en el fondo sin fondo del vacío.
Luz diminuta, tenue escalofrío,
temblaron en mi entraña dolorida,
iniciando una abrupta sacudida
e iluminando mi interior sombrío.
En el punto central de esta mudanza
pude reconocer a la esperanza
manifestando idílica sonrisa.
Fue un látigo de luz en la tiniebla,
que a la noche trocó en ligera niebla;
y amanecí meciéndome en la brisa.
Los Angeles, 29 de noviembre de 1998