1350 - Insomnio
Las blancas horas de la noche niegan
las venturas que al sueño van adscritas;
tú que intangible en mi silencio habitas,
cuyas manos etéreas me navegan
conscientes sólo a mí, que se repliegan,
y avanzan, y poseen, que ejercitas,
lápices en mi piel, dejando escritas
trovas que mente y voluntad doblegan;
me cantas, y me arrullas, y te ofreces,
y en largo abrazo casi me adormeces,
niño colgado del pezón sedoso.
Prefiero en este punto mi desvelo,
soñando sin dormir, que alzar el vuelo
dentro de un sueño maquinal, tedioso.
Los Angeles, 28 de septiembre de 2005