1358 - Protesta
Aunque es madre común la humanidad,
logran avergonzarme mis hermanos
por las obras que fluyen de sus manos,
de la violencia a la vulgaridad.
Cautivo en esta absurda realidad
de ingenios y gigantes, ciudadanos
regidos por imbéciles y enanos,
¿a dónde iré, sino a mi soledad?
Pudiera enarbolar el estandarte
de la protesta, por la acción o el arte,
si encontrara razón, ojos y oídos.
Pero en los mandos la razón dormita,
y en un mundo de sordos, el que grita
lleva su voz a muertos o dormidos.
Los Angeles, 24 de octubre de 2005