1384 - Sonámbula
Abres los labios, la palabra brota
desnuda de intención, de pensamiento,
como si el alma en súbito aislamiento
se hubiera desangrado gota a gota.
Eres, pero no estás; arpa remota
de cuerdas en sosiego soñoliento,
péndulo de reloj sin movimiento,
velero que no avanza, sólo flota.
Hablas, y no hay palabras, sino muecas,
miras, y quedan tus retinas huecas,
caminas, y no sabes dónde vas.
Es tu entorno de ayer, no de este instante;
hoy te absorbe el recuerdo del amante
que arropa en niebla todo lo demás.
Los Angeles, 14 de diciembre de 2005