1483 - Sueños
Vagaba el soñador sin rumbo fijo,
hoja en el viento, barco a la deriva,
su mente paradójica, cautiva
entre flancos de duelo y regocijo.
Enalteció su sueño, y le maldijo,
agobiado en su propia disyuntiva,
como la amante infiel y posesiva
que entre beso y puñal busca cobijo.
¿De qué sirve soñar la noche entera
si la luz, el rumor, la primavera
que llegan con la aurora nos evaden?
¿Para qué tantos sueños imposibles,
tan hipotéticos, tan intangibles,
que desdichadamente nos persuaden?
Los Angeles, 14 de junio de 2006