1489 - Ofrenda
Me acarició la voz de la tristeza
como diciéndome: “¿Por qué te quiere?
Ha pasado tu tiempo, y hoy se muere
cada vez más de prisa; no hay grandeza
ni en la debilidad ni en la torpeza
con que la edad despótica te hiere;
sólo una circunstancia se requiere:
Modificar el canon de belleza.”
Me contemplé gastado por los años,
pero observé que el barro de mis daños
era lacra pueril, superficial;
que no hacen el regalo los colores
del papel de envolver; que otros valores
se ocultan bajo el forro ornamental..
Los Angeles, 20 de junio de 2006