150 - Una mujer
Una lengua de fuego ha descendido
al sótano que oculta mis ficheros,
ha aislado indeseados mensajeros,
y su correspondencia ha consumido.
Todas tus cartas han sobrevivido;
sus caracteres imperecederos
expresan sentimientos tan sinceros
que ni al tiempo ni al fuego han sucumbido.
Eres señor de todas mis tendencias,
para tí estoy aquí, sin exigencias,
sólo aspiro a entregarme, no a pedir.
Esta es mi mano, si has de ser mi amigo;
o tu amante seré al que a nada obligo,
y a quien todo le habré de permitir.
Los Angeles, 29 de enero de 1999