1528 - Esquina
Una ciudad lejana, y una esquina
donde veré el revuelo intermitente
de tu vestido azul, donde la gente
ni sepa ni le importe quién camina;
donde tu espalda tenue se reclina
en la pared, dorada al sol poniente,
que más que el puño cinceló la mente,
cada piedra una fe y una doctrina.
En este mismo punto, donde antaño
otro amante lo hiciera, te acompaño,
aunque sin esperar sombra discreta.
Preámbulo a la noche, en plena tarde,
no por frivolidad ni por alarde,
porque sin ti cada hora es incompleta.
Los Angeles, 9 de agosto de 2006