1556 - Calma es la tarde
Largo día de mayo y sol templado;
entre los olmos, tú y la melodía
de armónicos plumajes; baja el día
con suavidad de nardo deshojado.
Calma es la tarde sobre el verde prado,
como si consumida su energía
batallando el calor del mediodía;
y yo, semidormido, a tu costado.
Hoy la quietud se impone al ajetreo;
el amor es angélico aleteo
rasgueando los labios, la cintura.
La voluptuosidad vendrá más tarde;
la llama que ahora me ilumina y arde
no es capaz de abrasar, sólo fulgura.
Los Angeles, 22 de septiembre de 2006