1652 - Un nuevo vino
Sobre tu alma sangrante me reclino,
medianoche en silencio, carestía
de cuanto gozo diera el mediodía,
de cuanta fe el abrazo matutino.
Vivir es alternar del dulce vino
que absorbe luz, calor, color del día,
al oscuro y amargo de agonía
con sabor a remate de camino.
Deja a un lado este cáliz de tormento,
que se anuncia la aurora, y el momento
de la sonrisa y la esperanza vuelve.
Nadie merece prolongado llanto;
por ti mi copa mágica levanto
de un nuevo vino que el dolor disuelve.
Los Angeles, 14 de marzo de 2007