1675 - El alba
El alba no se va, crece en el día
como no se va el mar, se hace marea
que sube y baja y tienta y juguetea
como una inmensa ola de luz lo haría.
El alba, mano blanca que porfía
sobre el cristal, y muda clamorea
que es hora de partir, cuando aletea
sobre el lecho el deseo todavía…
Que llame y brille, que nos importune,
mi cuerpo aún vibra, tengo el alma inmune
a coacción de huída, adiós o aviso.
El día es una noche más brillante;
y ésta también es nuestra, dulce amante,
valquiria, hurí, de exiguo paraíso.
Los Angeles, 14 de abril de 2007