1681 - Vacilante, mi voz
Me queman las palabras que no digo
como caudal de sangre enardecida
o columna de fuego reprimida,
palabras más de amante que de amigo.
Y aunque me queman, y aunque te persigo,
y cada coyuntura me convida
a su expresión, no encuentran la salida,
y en mi confusa indecisión prosigo.
Detén el paso, partas o regreses,
caigan tus ojos sobre mí y no ceses
de esperar, sugerir, manifestarte
si mi voz, vacilante, no surgiera.
Dentro de mí se eleva y vocifera
su radical necesidad de amarte.
Cantabria, 1 de mayo de 2007