1732 - Café de pueblo
Salgo a las seis. La tarde veraniega
prolonga su contacto sofocante.
Desde la torre, cíclope distante,
la hora en disfraz de carillón me llega.
Lentamente la gente se congrega
en el Café del pueblo. Una cantante
visita cada mesa, insinuante,
y su voz de cristal ofrece y ruega.
Los hombres solos reprimidos miran,
las parejas escuchan y suspiran,
y yo no sé qué estoy haciendo aquí.
Veo tu rostro al fondo de mi copa,
a tu encuentro mi espíritu galopa,
y sólo un cuerpo gris queda de mí.
Los Angeles, 26 de julio de 2007