185 - Moribundo amor
Mis manos allanaron el terreno
nivelándolo estrato sobre estrato,
proyecto inverosímil, insensato,
mas en el trance aquel factible y bueno.
Y al levantar la torre en huerto ajeno
con sólo la esperanza por contrato,
sobre mí se cernió el riesgo inmediato
de hundirse al rayo sin la voz del trueno.
Y aunque ví aproximarse la tormenta,
ni pareció cercana ni violenta,
sólo un apelmazado nubarrón;
Pero ciñó en su oscuridad vacía
mi mente, destruyendo la utopía
elaborada en mi imaginación.
Los Angeles, 3 de mayo de 1999