1878 - Una mujer
En el jardín renuevan sus colores
adelfas y magnolias; encubierta
la primavera ha estado, y hoy despierta
con revuelo jovial de ruiseñores.
Una mujer en esplendor de amores
y voluptuosidad llama a la puerta;
no inquiero su intención; clara y abierta
flota en sus ojos, vibra en sus temblores.
La invito a entrar. Su paso decidido
es palabra inequívoca. Ha venido
proclamando en silencio su deseo.
Se detiene un momento. Me analiza
por la mirada el alma, y me desliza
su piel junto a la mía. Y la poseo.
Los Angeles, 10 de junio de 2008