192 - Dina
“Y viéndola Siquem, príncipe de aquella tierra, la cogió,
se acostó con ella y la violó”.
(Génesis 34: 1-2)
Vino al amanecer, grácil y pura,
el cántaro vacío a la cadera,
velado el rostro, negra cabellera
cayendo en olas hasta la cintura.
Sólo sus ojos ví, mirada oscura
como la noche en que al amor se espera;
y junto al pozo, bajo la palmera,
se abrazó mi deseo a su figura.
Me resistió, mas doblegué su intento
usando fuerza, mas sin ser violento,
y vi creciente su debilidad.
Se aflojaron sus manos en mi pecho,
y me anudaron en abrazo estrecho,
y al final nos amamos de verdad.
Los Angeles, 12 de mayo de 1999