196 - Dalila
“Después amó a una mujer del valle de
Sorec, de nombre Dalila.
Los príncipes de los filisteos subieron a ella
y la dijeron:
‘Sedúcele, para saber en qué está su gran
fuerza...’ “
(Jueces, 16: 4-5)
Siento bajo mis párpados vacías
las cuencas de los ojos, y a mi lado
no percibo tu cuerpo perfumado,
tan adyacente a mí en mejores días.
Qué negras son las noches, y que frías,
que tu deslealtad me ha deparado,
pero aun ciego por tí y encadenado,
cómo quisiera hacer tus noches mías.
Oh, Dalila, Dalila, tu belleza
dos veces me cegó, y mi fortaleza
se derrumbó ante tu debilidad.
Si pudiera rebobinar la vida,
y mi suerte me fuera conocida,
otra vez te diría la verdad.
Los Angeles, 13 de mayo de 1999