1972 - Santoña, 1953
Eran blancas las olas, espumosas,
contra el abrupto gris acantilado;
arriba, el viejo faro abandonado,
gigante muerto en pie. Tardes lluviosas
del encinar del Dueso, luminosas
noches de luna en el Puntal, callado
fuerte de San Martín, refugio aislado
de tímidas parejas amorosas.
Remendando las redes, en el suelo,
mujeres enlutadas, bajo un cielo
de claro añil, frente al azul del mar.
Y los barcos pesqueros, afanando,
unos partiendo y otros regresando,
y olor de atún y anchoas al pasar.
Los Angeles, 15 de octubre de 2008