2167 - Ánforas vacías
Devoré tus palabras, tan genuinas
como la rosa que en el huerto brota;
pero hoy cansan, me saben a derrota,
tu voz amordazada entre cortinas.
Ya no miras de frente, recriminas;
llevas prisa y altura de gaviota,
desvinculada, ambigua, tan remota
que ya no logras observar, marginas.
Has olvidado la canción del tacto,
su armonía callada, el hondo impacto
de reciprocidad de piel a piel.
¿Qué conservamos de los viejos días?
Sombras, siluetas, ánforas vacías,
y una esperanza de aire o de papel.
Los Angeles, 11 de agosto de 2009