2193 - Siempre tú
No sé si el hambre que me muerde ahora
es de tu cuerpo, que se me ha evadido,
de tu espíritu, anclado en el olvido,
o del sueño irreal que mi alma añora.
Avidez que me anega, o me devora,
que a veces me destruye, y sumergido
en mi oscuro interior inmerecido,
la misma espada soy que me perfora.
Por quebrar los grilletes que me apresan,
disipando memorias que regresan
tan insistentes, me enamoraría
de cualquier accesible silueta.
Pero tal vez este alma de poeta,
tal como fuiste ayer, te inventaría.
Los Angeles, 10 de septiembre de 2009