221 - Ceguera
Me decía con frecuencia:
“Sólo se ve bien con el corazón.
Lo esencial es invisible a los ojos”.
Y me lo reiteraba cada día,
como tratando de autoconvencerse;
mas su mundo empezaba a oscurecerse,
su pobre corazón ya no veía.
Casi sin esperanza, en lejanía,
pensé que una vez más fuera a ofrecerse,
pero todo calló y cayó, al volverse
amarga realidad mi fantasía.
Creí, esperé, me dí, y ahora mi mano
quedó vacía al entregarme en vano,
y el corazón cansado de mirar,
sin ver ni lo esencial ni lo accesorio,
de aquel amor tal vez tan ilusorio
que no fue más que un acto de soñar.
Los Angeles, 22 de junio de 1999