2278 - Contrapartida
Reencarnación funesta del Rey Midas
que todo al tacto transformaba en oro.
Tus manos truecan el mayor tesoro
en plomo y hierro por la fe perdida.
Se va extinguiendo en ti cada encendida
antorcha emocional, y queda el coro
de amantes en doliente deterioro,
desangrada cada alma malherida.
Tu celo constructor e iconoclasta
erige el templo, mas también lo aplasta,
en que auspicias tu propia adoración.
Destruyes lo que tocas, pero un día
descubrirás tu cama tan vacía
como parece estar tu corazón.
Los Angeles, 3 de diciembre de 2009